La abadesa benedictina Dolores Hart,
quien fuera una actriz y decidió convertirse en religiosa de clausura, asistirá
por primera vez desde 1959 a los Premios Óscar, en Los Ángeles (Estados
Unidos), para apoyar la película "Dios es Más Grande que Elvis"
que narra su historia y la de su abadía.
Hart, de 73 años, fue
una premiada actriz que participó en dos películas de Elvis Presley. En 1963,
estaba a punto de firmar un contrato de siete cifras y estaba
comprometida con un hombre de negocios de Los Ángeles cuando decidió unirse a
la Abadía Benedictina de Regina Laudis, donde ahora es priora.
El documental, de 37
minutos cuenta la historia de la madre Dolores y su vida en la abadía. Está nominada
al Óscar en la categoría de mejor cortometraje documental.
"Adoraba Hollywood.
No me fui porque fuera un lugar de pecado" señaló la religiosa al diario
estadounidense USA Today. "Dejé Hollywood por una cosa
misteriosa llamada vocación. Es un llamado que viene de otro lugar que
llamamos Dios, porque no tenemos ninguna otra forma de llamarlo".
La religiosa indicó que
este llamado "es el llamado del amor".
El cortometraje también
cubre la última reunión entre la religiosa y su ex prometido, Don Robinson. Él
nunca se casó y continuó visitando y ayudando a la abadía hasta su muerte,
ocurrida en diciembre de 2011.
La directora del documental, Rebecca Cammisa, dijo que hizo la
película para indagar qué hace que alguien con el nivel de éxito que tenía
la madre Dolores Hart escoja la vida religiosa.
Por un momento echa la vista atrás y recuerda su primer encuentro con
Elvis: "No sabía quién era, y antes de rodar la película me lo
presentaron. Elvis era muy guapo y me preguntó si yo cantaba. Al regresar al
colegio, mis amigas, histéricas, me gritaron: '¿Le has cogido un mechón de
pelo?' ¿Bromeáis? –les contesté–. Él era un fenómeno y yo no lo sabía".
Sonríe cuando le recuerdan el beso a Elvis Presley y bromea: "Creo
que es el beso más largo de la historia porque ha durado 55 años. Cuando
empezamos a rodar, el director cortó la escena porque él se sonrojaba; volvimos
a besarnos y volvió a cortar porque me sonrojé y así en varias ocasiones".
En 50 años de clausura ha contado con la ayuda de numerosos amigos. Entre
ellos, Maria Cooper –hija de Gary Cooper–, "que es como mi
hermana", Paul Newman y Patricia Neal.