domingo, 31 de enero de 2010

DÍA DE LA VIDA CONSAGRADA

El día 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia celebra el Dia de la Vida Consagrada. Un día que es acción de gracias por la presencia de los consagrados en el mundo y una invitación a aquellos jóvenes que creen haber sentido la llamada de Jesús a seguirle en esta opción de vida, para que el Espíritu les ayude a dar una respuesta generosa.
La Vida Religiosa está presente en el mundo a través de los diferentes Carismas existentes, atendiendo obras dedicadas a la educación, sanidad, obras sociales...
En España hay 49.709 religiosos y religiosas. A este número hay que sumarle los 15.500 religiosos/as que están fuera de España, desempeñando su labor misionera en otros países.
Los números no son más que cifras, no tienen rostro, ni nos transmiten experiencias... Hoy comparto con vosotros estos números, que son significativos, ya que detrás de cada uno de ellos hay una vida entregada al servicio a los demás y un corazón que desea unirse cada día más al de Dios.
La vida religiosa es muy antigua... y muy actual, como el mensaje de Jesús, que nos sigue sirviendo después de 2010 años.
La Vida Religiosa son las manos de Cristo en el mundo: manos para servir, para trabajar por un mundo más justo... La Vida Religiosa es el corazón de Cristo en el mundo: un corazón que ama de forma universal, a todos, sin distinciones... La Vida Religiosa son los ojos de Cristo en el mundo: unos ojos que miran con misericordia, unos ojos que ven la necesidad allí donde otros pasan desapercibidos. La Vida Religiosa son los pies de Cristo en el mundo: unos pies manchados del camino, disponibles a ir a cualquier lugar donde se necesite...
La Vida Religiosa quiere ser, desde la pequeñez y limitación de lo que somos las personas, una prolongación de lo que fue Cristo en el mundo. Ayúdanos con tu oración a conseguirlo.
Termino con las palabras del Papa Juan Pablo II, el anciano más joven que he conocido y que un día nos dijo a los jóvenes: "No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo".






viernes, 29 de enero de 2010

Luz en República Dominicana

Una joven concepcionista de EEUU, nos escribe compartiendo su experiencia en República... Su nombre, Luz, es un reflejo de lo que ha sido ella para las personas con las que ha convivido en este país, o quizá, lo que ella ha recibido de esta experiencia misionera: una LUZ que se ha encendido en su vida y que, al compartirla, va iluminando y contagiando a los demás.
Gracias por tu testimonio y por hacerte cercana a este blog, que es de tod@s.


Mi nombre es Luz. Tengo 23 años y soy de origen mexicano, pero vivo en Estados Unidos. Desde que tenía 13 años se despertó en mí un deseo de hacer una experiencia misionera, que pude llevar a cabo, con la gracia de Dios, a mis 22 años de edad. Esta experiencia fue un reto muy grande en mi vida. Era la primera vez que salía por tanto tiempo de mi casa y también la primera vez que hacía un viaje sola a un país desconocido, República Dominicana. Allí pude llevar a cabo una experiencia misionera por 11 meses, contando siempre con el apoyo de mi familia y gracias también a las hermanas Concepcionistas que me brindaron la oportunidad de poder hacer esta misión con ellas. Uno de los motivos que me impulsó a llevar a cabo esta experiencia es el gran deseo que tenía de poder dar un tiempo de mi juventud a Dios y también ofrecer un poco de lo que Dios me ha dado.

Durante esos meses me abría a compartir con personas de culturas diferentes y modos de pensar diferentes. Ayudaba en las tres escuelas en las que las hermanas de Sabana de la Mar trabajan, ayudando a los niños pequeños con lectura y escritura, a los mayores con inglés, y en Bachiller, ayudaba a la Hna. Yria con las clases de Religión. Así pude enseñar, pero sobre todo aprender a tratar a los niños y adolescentes y a preocuparme por ellos.

La convivencia con las hermanas también fue otra experiencia maravillosa. Me llamaba la atención que aún siendo de distintos países podías convivir como una familia, la forma en que se ayudaban unas a otras y la sencillez para vivir unidas los momentos buenos y menos buenos. Espiritualmente también crecí, en la forma de orar y de contemplar a Dios en su creación y en sus criaturas.

Como parte de mi experiencia, tuve la oportunidad de participar en el voluntariado misionero de verano en Consuelo. Me ayudó mucho compartir con hermanos con la misma inquietud de ayudar y de entregar su tiempo a personas necesitadas, dedicando momentos a la enseñanza, pero, sobre todo, conviviendo con el pueblo de Consuelo.

Contemplando toda esta experiencia y el proceso que me orientó a ella, me he dado cuenta que cuando uno acoge el Amor de Dios, tiene más sensibilidad para amar, es más humano y ve más allá de sí mismo. Y, de ahí, surge la fuerza necesaria para ir haciendo opciones.







jueves, 7 de enero de 2010

EXPERIENCIA MISIONERA EN BACOLOD

Sally, profesora concepcionista del colegio de Clovis, California, quiere ofrecernos su testimonio de la experiencia vivida este verano en FILIPINAS.
¡Gracias, Sally, por tu testimonio sencillo y cercano! Ojalá contagies a muchos del espíritu solidario y del entusiasmo de servir y ayudar a los demás.
(Testimonio en inglés, traducido por M. Mónica Martínez)

Soy una joven, de 26 años y reconozco que tengo muchas oportunidades y ventajas para compartir el amor de Dios con el mundo. Mi plan era hacer exactamente eso, una visita a un pueblo en las Filipinas para pasar allí un poco de tiempo experimentando la cultura y enseñando inglés en la Escuela Beata Carmen Sallés. Con esa experiencia esperaba ganar un poco de conocimiento para enseñar a estudiantes que no tienen todas las ventajas que Estados Unidos ofrece, y tratar de ayudar a jóvenes menos afortunados que los de mi país. Poco podía pensar que aprendería también muchas lecciones de vida sobre la paciencia, la alegría de corazón, la humildad y la paz, tanto en el terreno educativo como en la vida diaria.
Mi experiencia, fue muy valiosa, aunque sólo fue un mes. Cuando llegué a Manila me sentí intimidada porque parecía tan distinta a todos los demás y porque estaba a miles de millas de mis seres queridos. Las Hermanas María, Gemma y Mikaela fueron tan comprensivas y me recibieron con tanto cariño que, aunque tenía miedo, sentía ya la presencia de Jesús en la bellísima residencia donde viven con jóvenes universitarias.
Cuando llegué a Bacolod, me dieron la bienvenida con caras muy sonrientes, con muchas preguntas y con una actitud muy amable, tanto las Hermanas como los niños de la escuela. No puedo describir como fue cada día, o como se abrió mi corazón a los niños y a la comunidad. En lugar de eso, describiré algunos momentos que marcaron un viaje con amor sencillo.
Uno de mis momentos favoritos del día era el de fregar los platos después de la cena. Cada una hacía una tarea y trabajaba sin quejarse. Se oían un montón de lenguas a la vez alrededor de la cocina –desde el coreano, al inglés, al español, a veces en una misma frase –me encantaba observar y escuchar a las religiosas que trabajaban y se divertían unas con otras durante esos ratos tan sencillos.
Ofrecer mis clases de inglés y jugar en el recreo me enseñó muchas cosas –los niños no sólo querían saber cosas sobre mí, sino también querían enseñarme juegos, frases en “ilongo” y compartir cualquier cosa que tenían conmigo. Esta gente, que viven en situación de pobreza, estaban deseosos de darme cualquier cosa que pensaban que podría hacerme sentir más cómoda. Nunca vi ni oí quejas; en su cara sólo había sonrisas y alegría. Cada niño me dio su mejor esfuerzo en aprender. Vi mucho esfuerzo y participación en la clase y una actitud diligente, como si tuvieran que ganar la educación, no simplemente que la merecen. Esta es la mayor diferencia que encontré entre los alumnos en Filipinas y mis estudiantes de América.
Los momentos de oración eran muy especiales. Rezar con las Hermanas me causó un nuevo asombro de nuestro Dios todopoderoso, y después de poco tiempo andaba con la sencillez de corazón de quien aprecia la grandeza de Dios más de lo que solía hacerlo. El ver la devoción de las Hermanas y de las jóvenes aspirantes a una vida de simplicidad y servicio a los alumnos, renovó en mí el respeto por la vida religiosa, como no lo había experimentado antes.
Esta es la cultura de un pueblo que no entiende la vida sin trabajar y sin amar. Trabajan todo el día, y no mendigan lo que reciben sino que lo ganan con trabajos muy duros y difíciles para proveer de comida a la familia. Siempre tienen una fe fuerte y viven con confianza en nuestro Salvador. Yendo de América donde algunos están acostumbrados a recibir sin trabajar, sólo pidiendo, me sorprendió el esfuerzo de la gente de Bacolod tratando de vivir su vida diaria. El sistema de valores es fuerte, las familias están unidas, y el amor abunda en esta gente. Sólo pido a Dios que sepa compartir un poco de la alegría y la paz de Cristo que recibí mientras estaba en las Filipinas. Echo de menos a la comunidad y pienso y rezo por ellas todos los días. Mi experiencia fue de verdad encantadora y digo GRACIAS a todas las Hermanas Concepcionistas, especialmente a Pilar, María, Gemma, Mikaela, Agnes No, Agnes Jang, Regina, Priscila y las aspirantes por hacer mi viaje tan provechoso y enriquecedor, no solo culturalmente, sino también en mi fe.

Sally Lucas
Clovis, California, USA





viernes, 1 de enero de 2010

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

1 DE ENERO, FIESTA DE LA VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS

¡Contempla a María, Madre de Dios y Madre nuestra!
Preciosa letra de esta canción...

Breath of heaven hold me together. Breath of heaven lighten my darkness pour over me your holiness (El aliento del cielo me mantiene unido. El aliento del cielo ilumina mi oscuridad,derrama sobre mí su santidad)

María es Madre de Dios por su FE. María es Madre de Dios por su AMOR. Fe y Amor, dos virtudes que se dan la mano, que van siempre unidas. Pues en nadie se puede creer si no hay una predisposición amorosa y a nadie se puede amar si no se cree en él.
¡Gracias María, gracias Madre...; por tu FE y por tu AMOR!