viernes, 24 de enero de 2014

INFANCIA MISIONERA: LOS NIÑOS AYUDAN A LOS NIÑOS

“Los niños ayudan a los niños” sugerente lema para esta Jornada de la Infancia Misionera y que suscitaba en mí preguntas y esta breve reflexión de cómo yo, educadora, soy instrumento de Dios para hacer posible que esa ayuda brote del corazón, del verdadero Amor, siguiendo los pasos de Jesús Maestro.
Lo primero que el Espíritu Santo me susurraba eran estas palabras de mi madre fundadora, “qué feliz, hijas mías, es nuestra misión, somos depositarias y encargadas de lo que Dios más ama en este mundo, que es la niñez y juventud” (Santa Carmen Sallés)
Verdaderamente la misión de educar es preciosa y me hace feliz. Soy consciente de que los niños son “pedacitos de cielo” aquí en la tierra, y a la vez una responsabilidad grande que Dios deja “en mis manos”.  Por todo ello, esta misión educativa requiere de oración, amor, paciencia, servicio, disponibilidad y entrega.
Educar es para mí una misión apasionante que requiere amar sin medida a cada niño y joven desde lo que es y como es, buscando sacar de cada uno lo mejor que lleva dentro. Implica amar desde el verdadero Amor que es Dios y con Él tengo la certeza de que todo es posible, porque Él siempre hace nuevas todas las cosas.
Desde mi vocación-misión, como educadora y religiosa, se me concede el regalo de acompañar los pasos en la fe de niños y jóvenes, compartiendo, viviendo, ayudándoles a crecer y buscando modelar su corazón a imagen de la Virgen.
Cada mañana pido por estos niños y jóvenes que Él me confía y con ellos pedimos por los demás, por nuestro mundo. Me sorprende gratamente la capacidad de acogida, de empatía, especialmente cuando se trata de pedir por otros niños, su silencio en el momento de orar, de pedir y dar gracias desde el corazón. Me gusta decirles como “Jesús escucha especialmente la oración de los niños”, y ellos confían en que sus peticiones son escuchadas, aunque no reciban lo que piden sino lo que necesitan.
Descubro la importancia de caminar junto a ellos, atendiendo sus necesidades e inquietudes, pero también abriéndoles horizontes, realidades que van más allá de lo que les rodea, porque estando en un país desarrollado como el nuestro, tenemos una gran cantidad de pobrezas, empezando por no valorar la vida que hemos recibido, la familia, la gracia de sentirnos amados, de vivir sin miedo, con esperanza…
Me parece fundamental educar el corazón, para que desde ahí “Los niños puedan ayudar a los niños”…  acercándoles a diferentes realidades sociales, educando en la solidaridad, haciendo algún sacrificio, privándose de cosas superfluas, colaborando económicamente con niños de otros países (sin olvidar a los que están cerca) y teniendo presente en la oración a los niños que están sufriendo.

Puedo deciros que este año en la carta que escribieron a los Reyes Magos, algunos pidieron ESPERANZA para los niños de Filipinas, amor para aquellos que no se sienten queridos… es hermoso descubrir como sembramos y Dios va dando el crecimiento.
Mi misión de educar es una manera de caminar hacia la santidad, pero me ayuda a descubrir y valorar cada día que en la medida que “me lleno” de Dios, sin darme cuenta lo comunico a los niños, y con ellos, eslabón tras eslabón, vamos formando una cadena de Amor que abraza al mundo.
Termino dando las gracias a todos los niños del mundo porque ellos me ayudan a encontrar a Cristo en su corazón cada día.

M. María Saiz, rcm


jueves, 16 de enero de 2014

REGALA PORVENIR, DONA MÉDULA

Hay vídeos en nuestro blog, que no necesitan presentación...
Alegre, emotivo, entrañable, divertido...
¿Y tú que dices???
Tan impresionante, que por eso lo compartimos.
"De ellos es el Reino de los cielos"

domingo, 12 de enero de 2014

FRUTOS DE BENDICIÓN

Hoy, en la Fiesta del Bautismo de Jesús, finalizando el Tiempo Litúrgico de la Navidad y comenzando con el Tiempo Ordinario, queremos estrenar una nueva sección de nuestro blog: FRUTOS DE BENDICIÓN.
Un espacio donde las Religiosas Concepcionistas iremos compartiendo nuestra vocación.
Sta. Carmen Sallés, en una de sus cartas, les decía a las Religiosas que  la Congregación Concepcionista era la TIERRA DE BENDICIÓN (Carta de 1.908) Y ha sido en esta "tierra" donde algunas semillas fueron cayendo, germinando, creciendo... y, bajo la mirada amorosa de la Virgen Inmaculada y al cuidado del mejor Jardinero, Jesús, han ido dando sus frutos: FRUTOS DE BENDICIÓN.
Deseamos os guste y, sobre todo, os ayude a descubrir y valorar la vocación religiosa concepcionista y los frutos de bendición que estas religiosas han sido y son para la Congregación y la Iglesia.
Jesús continua cultivando esta Tierra, y sigue echando semillas..., sigue llamando a jóvenes, futuras vocaciones, que deseen seguirle y dar fruto en la vida concepcionista.
 
M. Rosario Moreno, actualmente misionera en el colegio concepcionista de Jiutepec, México, inaugura esta sección.
 
SOBRE MI VOCACIÓN
En estos días en que se revive de forma especial la manifestación del Señor y en que suelo hacer memoria histórica de la manifestación del Señor en mi vida, me llega la sugerencia de que escriba sobre mi propia vida y  mi vocación, así que me pongo a relatar algo desde la Luz de Dios que se manifiesta. Creo que toda vida es vocación porque la vocación  ¿qué es en sí misma? Poco o casi nada. En estos días de epifanía, de manifestación, a la luz de la Palabra de Dios en que le preguntan a Juan Bautista Tú: ¿Quién eres? y él no  responde quién es en sí mismo sino en relación con Jesús, me ha sugerido que  puedo poner mi vocación en este espejo y contestar a lo que se me pregunta sobre mi itinerario vocacional desde esta pregunta ¿Quién soy yo en mi relación con Jesús? Porque ¿Quién soy yo en mí misma y qué es mi vocación desde mí? Nada. Si algo soy lo soy desde Dios, desde Jesús, el Dios Encarnado y sólo desde Él puedo ver mi historia, mi itinerario vocación.
Tras el largo preámbulo, comienzo: “Yo he nacido en esos llanos de la estepa castellana…” retomando el verso de Gabriel y Galán. Nací en una tierra pobre y fría en invierno cuyas nieves y hielos curtían las manos y hasta el aliento, tierra que florecía en primavera y calentaba el corazón, que se volvía seca en el verano de recogida de mieses y dura y árida en el otoño y nuevo invierno. ¿Por qué relato el recorrido de las estaciones? Porque creo que éstas también determinan la personalidad. Mi vida se fue haciendo al ritmo de la Naturaleza. Nací en pleno otoño y por tanto fui engendrada en invierno. También eso tiene su importancia, pues al calor de la lumbre, al fuego de una casa familiar y muy numerosa, se fraguó mi infancia vocacional. En mi pueblo segoviano se vivía un ambiente familiar y de hondas raíces cristianas, no exento de dificultades. Bebí la fe como por ósmosis, las celebraciones del pueblo eran cíclicas y siempre en torno al Misterio cristiano; las fiestas del Señor, de María y de los santos enmarcaban las fiestas del pueblo.

Creo que esas raíces austeras, familiares, de ambiente difícil y acogedor dieron una pauta importante a mi vida e historia vocacional. Mi madre fue determinante y también la vocación de una hermana como monja de clausura cuando apenas tenía yo 3 años. Las peleas familiares de largos meses que presencié en ese tira y afloja de la determinación de mi hermana por seguir una vida casi incomprensible cuando tanto se la necesitaba en casa, fueron sin duda importantes en mi infancia ¡según me dijeron luego fui yo la que “desvelé” por el pueblo que mi hermana “se iba de monja”.
Después llegarían las cartas, las visitas a ese convento, las directas e indirectas a ir para allá, las revistas con los santos y misioneros que llegaban a casa… y así llegó la adolescencia que pedía “salir de la casa paterna e ir donde se me indicara”. Como si fuera en pequeño la llamada de Abrahán salí a mis 13 años a un lugar de Aspirantado concepcionista donde no fue fácil vivir mi adolescencia, bastante rebelde por cierto, en medio de una dura disciplina y los compromisos en la vida de fe (oraciones, pláticas, prácticas religiosas,…)  que fui asimilando sin gran dificultad, no así el  ambiente que era bastante exigente.
Las llamadas vocacionales ahí eran casi continuas. Muchas de mis amigas salieron del colegio, algunas bastante “rebotadas” pero otras iban al Noviciado y ¿yo qué hacer? Me atraía más salir a la aventura del “mundo” como muchas de mis amigas pero...,¡ocurrió una llamada que siempre la vi determinante y “providencial”: la muerte de mi padre cuando apenas tenía 16 años. ¿Qué hacer? ¿Complicar más las cosas en casa o “probar” a descubrir más a Jesús, quien ya se me había ido metiendo poco a poco en el corazón? ¿Ensayar a dejarme enamorar por un joven muchacho que me atraía o emprender una vida, que intuía que no iba a ser fácil, pero que me daría más felicidad en la entrega a los demás, especialmente en la educación?

Tiempo difícil de discernir por dónde me quería el Señor. Siempre he sido rebelde, buscadora y hasta insatisfecha… me he caracterizado por “correr riesgos” mejor que quedarme con lo conocido. Me seduce eso que dice el Papa Francisco que prefiere a una iglesia herida porque sale y se arriesga a una que queda aparentemente “sana” pero que en realidad está enferma porque vive para sí… esa ha sido siempre mi forma de ser y actuar: arriesgarme ¡y vaya si he tenido heridas en mi cuerpo y en el alma! He salido herida en el campo de misión y en el de la comunidad, en el tiempo la adolescencia, la juventud y la madurez, hasta hoy, pero así he tenido que recurrir una y mil veces a dejarme curar por mi Buen Pastor que es Jesús.

Mi itinerario vocacional ya ha discurrido por muchos valles y barrancos, por desiertos y vergeles…, he probado muchos alimentos que me han hecho daño y otros en cambio mucho bien, he bebido en muchas fuentes, unas de agua clara y otras casi contaminada… pero de todas he aprendido y de ellas me ha sacado el Señor y conducido hacia las Fuentes de la Vida que es Él mismo.
Mi historia vocacional ya es larga. Digo que he pasado la cuarentena del desierto. Con frecuencia añoré “los ajos y cebollas” que dejé en mi “antiguo Egipto”, me rebelé cuando me faltaba el pan y el agua en la larga travesía de los días y los meses áridos, sin apenas vislumbrar la “Tierra prometida”. Es larga la travesía del desierto y cansa… pero hoy, echando la vista atrás siento que mi vida ha madurado en los largos veranos y he recogido el fruto otoñal porque me he dejado purificar en los inviernos duros con el viento frío y el hielo y sembrar en las primaveras de muchas personas y experiencias que han enriquecido mi vida.
 Ha merecido la pena esta travesía y sé que al final de mis días tendré que repetir mi estribillo que me acompaña: “tú lo sabes todo, mi Señor, sabes que te quiero”. En ese “todo” va todo… que sería muy largo de relatar y terminar con un TE QUIERO. A pesar de todo: TE QUIERO, Tú eres la razón de mi vida, Tú eres mi Señor, mi Fuente, mi Pan y mi Agua, mi Vida y mi Plenitud.
México, 5 de enero de 2014
 

domingo, 5 de enero de 2014

EPIFANÍA DEL SEÑOR

Celebramos la fiesta de la Epifanía y queremos anunciarla con esta bonita canción, cuyo título original es "We three Kings of Orient are". Os ponemos la traducción en español debajo del vídeo.
Que los Reyes Magos de Oriente nos ayuden a adentraros en el Misterio que hemos contemplado esta Navidad. Que ellos nos guíen para poder ver más allá de las cosas materiales y a descubrir todos los regalos que tenemos a nuestro alrededor y que nos pasan inadvertidos.
¡FELIZ NOCHE DE REYES!

 
 “DEL ORIENTE SOMOS LOS TRES”

Del Oriente somos los tres, Cabalgamos hasta Belén, Que
ha nacido el prometido, Príncipe de Israel.

¡Oh, astro de sublime ardor, de divino resplandor!
Nuncio bello, tus destellos nos guiarán por su fulgor.

Oro traigo para el rey que ha nacido aquí en Belén,
Rey excelso, rey eterno, del mundo sumo bien.

Del lucero vamos en pos, Nos conduce al Hijo de Dios;
Yo le ofrezco grato incienso, Le rindo adoración.

Ha venido al mundo la luz, Mirra yo le ofrezco a Jesús,
Mirra pura, amargura, símbolo de la cruz.

Rey supremo, Dios Salvador, Cielo y tierra te dan loor:
¡Aleluya! ¡Aleluya! Cantemos con fervor.

Así como estos sabios, Dios también nos guió a Jesús,
que es la única esperanza del mundo.
En Jesús tenemos un guía que nos llevará con seguridad
de esta vida a los cielos.
Jesús es nuestra esperanza. Nosotros tenemos perdón
y paz en Cristo. El nos asegura la vida eterna.

Con tal esperanza en nuestros corazones, tenemos un
fundamente seguro y podemos decir con todos los cristianos:

¡Fundamento inamovible! ¡Roca firme y segura!
¡Infalible e inmutable! ¿Quién la podrá cambiar?
Mi futuro está seguro y prosigo sin cesar por el camino recto
que al cielo me ha de llevar.

Jesús es la promesa de un futuro bendito.
Como hijos de Dios podemos esperar confiados
las hermosas promesas celestiales.

Es esto lo que tenemos en la mira cuando decimos que
Jesús es nuestra esperanza.

La presencia de Jesús ilumina toda nuestra vida.
Su promesa nos mantiene firmes en esta esperanza.

Sí, me ilumina a mí y a ti. Es por ello que todos juntos
podemos esperar confiados el futuro y exclamar alegres:
¡Oh, bendecido futuro! ¡Oh, bendecida esperanza!
Qué bendición es  saber que Jesús nos vino a redimir.

miércoles, 1 de enero de 2014

FIESTA DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

Comenzamos el nuevo año con esta gran fiesta de la Virgen. Jesús ha nacido de una mujer, Dios ha querido ofrecerle una MADRE. Ella es la MADRE DE DIOS y es la Madre de toda la humanidad.
Contemplemos el Misterio, recemos ante el portal y olvidemos las palabras, las nuestras..., porque Dios, hecho Palabra encarnada, en el silencio de nuestro corazón, nos quiere hablar y su Madre desea abrazarnos como lo hizo con su Hijo, Jesús, amándonos como sólo una madre sabe hacer. Disfrutemos del momento y unámonos como familia, en ese abrazo fraterno, lleno de ternura y fragilidad.