“ «Lo que Dios quiera» debe ser un lema en
nuestra vida.”
REFLEXIÓN DE M. ROSARIO MORENO, rcm
Otra
vez nos encontramos. En esta ocasión quiero recordarte un lema que fue y ha
sido para mí a lo largo de la vida: “Lo que Dios quiera”. Lo escuché
mucha veces de labios de mis padres y de personas de mi entorno familiar y
social. Me tocó vivir tiempos difíciles, como los que estás viviendo tú en este
mundo revuelto y complicado. Tiempos difíciles en mi familia, donde se
sucedieron acontecimientos dolorosos y a veces duros de aceptar, como la
enfermedad, la falta de trabajo, la muerte de miembros muy queridos… que hacían
exclamar con frecuencia y confianza a
mis padres y familia: “Lo que Dios quiera”.
También
en la sociedad de entonces, como en la actual, hubo revueltas políticas que
traían no pocos interrogantes sobre el futuro, y que es posible que tú también
te los plantees. ¿Qué pasará? ¿Qué nos traerá el futuro? ¿Hacia dónde camina esta
sociedad, la familia, la Iglesia, y el mundo? Seguro que te lo has preguntado
alguna vez. Yo viví un cambio de época
en lo familiar, en lo social, en lo religioso y moral, en lo económico y político,
en el que parecía que todo se ponía en
entredicho. Quizá tú sientes lo mismo y que hasta te falta un suelo firme donde
asentar tus pies para caminar. Recuerda que “nada es perfecto”, como dice “El
Principito” y que “ninguna sinfonía está concluida”, como afirma un teólogo de
estos tiempos (Karl Rahner). Pues bien: ¿dónde quiero llegar con todo esto? A
compartir esos ecos de las palabras que en mi ambiente familiar y social yo con
frecuencia, escuchaba “Lo que Dios quiera”.
Allí,
desde mi niñez, aprendí a confiar, a dejarme conducir por la mano Providente de
Dios. Si algo realmente conservo y hago mio cada día de esto es que hay un hilo
conductor en la vida, invisible con
frecuencia, pero que está guiado por un Padre Bueno y Misericordioso que solo
quiere el bien de su hijos. No es fácil aprender esta lección, pero te aseguro
que la vida enseña y educa si sabes vivir así, abandonado en las manos
providentes de Dios y ocurra lo que ocurra digas: “Lo que Dios quiera”.
Pasaron
los años de la infancia y adolescencia, un camino a menudo con obstáculos, pero
en el que fui descubriendo desde el hogar y en la escuela y sobre todo en el
encuentro con la Palabra de Dios y la oración secreta del corazón a decir:
“hágase tu voluntad, Padre”, versión orante de “Lo que Dios quiera”. Llegó
el momento de mi discernimiento vocacional, que ya sabes lo largo y complejo
que fue en mi vida, repetía con frecuencia: “Lo que Dios quiera”.
Pasaron
los años, y lo enseñaba a las primeras religiosas con las que tantos avatares
pasamos en aquellos años de la Fundación Concepcionista. Cada casa fundada,
cada proyecto que hacía lo presentaba en la oración y discernimiento y
terminaba diciendo “Lo que Dios quiera”. Te contaría muchos casos concretos pero
no es posible en este momento.
Conté
con Santa Teresa de Jesús como maestra espiritual para mi vida de oración
personal y ella lo repetía con frecuencia y hasta lo cantaba en un himno: ¿lo
conoces? Se llama “¿Qué mandáis hacer de
mí? También a S. Ignacio de Loyola, cuya espiritualidad fui bebiendo, y lo
repite en sus “Ejercicios espirituales”; y que prácticamente todos los santos
lo han tenido como lema de su vida.
Toma cualquiera de ellos, los que más te gusten y lo comprobarás.
En
fin: te lo repito: “Lo que Dios quiera”. Hagamos de ello un lema para nuestra vida. Todo saldrá bien si
vives esta actitud de confianza y abandono en Dios, porque no te he dicho que
esto no tiene nada de resignación pasiva sino de confianza activa; en este lema
está condensada toda la espiritualidad cristiana: vivir la Fe, la Confianza y
el Amor.
Vivir así es camino seguro,
ocurra lo que ocurra en tu vida. No lo olvides: Dios es Padre y solo quiere
nuestro bien. Así que repite: “Lo que Tú quieras, Padre”.