lunes, 12 de diciembre de 2016

ECOS DEL PENSAMIENTO DE STA. CARMEN Nº 26

“«Ven, Espíritu creador» : al comenzar cada día, al iniciar los trabajos,… ¿Puede haber más sólido soporte?”

REFLEXIÓN de M. Nieves Galey, rcm

Silencio y adoración. Me da tremendo respeto ir a la piel de nuestra Santa, Carmen Sallés y respirar en ella estas palabras, escuchar el eco de este pensamiento: ¡Ven, Espíritu creador!
Para ella sería como gritar desde alma la ayuda, la luz, el discernimiento, la presencia de un gran amigo al que conoce en mil detalles providentes: fuerza en experiencias cotidianas de debilidad, de pequeñez; lucidez ante la escucha de quien te sale al camino y reclama acogida en lo que cuenta, siente o le preocupa. Calor, fuego y entrañas ante la realidad de cada ser humano que entra en contacto con nuestra vida y el Espíritu en nosotros se hace mirada tierna, simpática, amante; se hace actitud acogedora y sonrisa cómplice cada vez que sintonizamos con la forma de amar de Dios a través nuestra.
Es increíble soñar ¿Cuántas veces llamaría M. Carmen al Espíritu Santo para ser con Él, instrumento apasionado de Dios para los demás? ¿La imagináis?
Y aún hay mucho más. Ella le pide venir con toda su capacidad creadora. Vemos en Carmen Sallés a una mujer de tenaz esperanza y fe en el Dios que mira a sus hijos como potentes ayudantes para seguir creando un mundo mejor, más humanizado, más fraterno, más responsable ante la injusticia y el sufrimiento de cuantos viven desprotegidos de ser amados en dignidad. Por eso, ¡Ven Espíritu Creador! Hazme junto a ti, instrumento útil que mejore el sueño que Dios sigue amando, la creación, tú y yo.

Y acaba este eco con una convicción profunda y un último suspiro del alma: ¿podemos contar con amigo más fiel que Él, atento a nosotros y pilar en el que apoyar toda nuestra vida? ¡Ven Espíritu Creador a cada circunstancia de mi día a día! ¡Hoy de nuevo veré como te haces milagro de paz, consuelo, pasión, alivio, acogida, descanso, espera sostenida, luz, sonrisa, inocencia… en tantos hermanos, compañeros del camino e hijos amados de Dios!