lunes, 19 de mayo de 2008

UNA LLAMADA... UNA RESPUESTA.... UNA LUZ DE COLOR

No te lo creas. Si alguien te dice que ha recibido un MSN, que su móvil sonó a una hora determinada, que de forma inesperada y casi forzado tuvo que coger el auricular cuando se disponía a salir una tarde, que le llegó un e-mail de esos que sorprenden, o que algunas voces le dijeron: “es a ti a quien te llama”, no te lo creas. La vocación no tiene ninguna de esas connotaciones.

La vocación, al menos la mía, es una candelilla que Dios enciende. Y varias cerillas me la han ido manteniendo.

* La cerilla de la fe, propagada en mi casa, en ese hogar pequeño y reducido donde cabíamos ocho hijos, y en el que yo tenía los ojos bien abiertos para aprender de mi padre la comprensión ante las necesidades de cada uno, y de mi madre la fortaleza de espíritu para que todo estuviera siempre bien dispuesto. Y de ambos, mucha docilidad a lo que oíamos en la Iglesia.

* La cerilla de los sacramentos. Debo públicamente un merecido agradecimiento a la maestra y sacerdote de mi pueblo, que no regatearon esfuerzo, tiempo, presencia para acompañar mi proceso vocacional, porque esa candelilla que prendió en mí el amor de Dios, se alimentó con buenas lecciones de historia sagrada, de poesías y canciones a la Virgen, de horas de oración compartidas en grupos y en catequesis.

* La cerilla de los sentidos despiertos en el día a día de la vida. Así fui aprendiendo a cultivar mi tierra, elegida desde siempre por el Señor, pero labrada con pobres instrumentos que Él ponía a mi alcance en cada una de las mediaciones que han protegido con cuidado mi cerca. Han dejado su huella los años de internado y aspirantado. Ya tomaba mi vocación color concepcionista.

¿Cuándo me dijo Dios que fuera Religiosa Concepcionista?

No oí ninguna de esas llamadas, ni de esos toques que os dije al principio, pero el rescoldo de su voz estaba vivo en mí. Y sí, un día, nada menos que a la hora del recreo ( 2º de Bachiller) en el Colegio de Segovia, le llegó la noticia a mi madre: QUIERO SER CONCEPCIONISTA.
No se extrañó nada. Ella era testigo de esas chispitas que lanzan las candelillas. Se lo había olido. Me lo había olido.

- Sabía que serias religiosa – me dijo- pero Concepcionista. ¿Por qué?

- Y, que fácil tuve la respuesta: Justo un año antes, ella, mi madre, me había vestido el hábito de la INMACULADA: AZUL y BLANCO. (Recuerdo perfectamente los detalles de aquellos dos vestidos) una promesa que ella hizo y yo cumplí.

- Concepcionista porque he sido siempre HIJA DE MARÍA y ahora quiero que otros la conozcan y la amen.

- Concepcionista porque mi vocación está alumbrada con luz de Inmaculada. He bebido en uno de esos aljibes que sus hijas (las monjas con las que me eduqué) tienen lleno y del que reparten ciencia y virtud.

- Concepcionista porque amo a los niños, quiero a los jóvenes y hay para ellos un programa especial en cada Casa de María Inmaculada, trazado con la pedagogía de la cercanía y el “Adelante, siempre adelante” que Dios inspiró a M. Carmen Sallés.

- Concepcionista porque quiero dar mucha vida y enseñar a otros a mirarla sin recelo, a aprender a sacar lo mejor que llevan dentro.

* La cerilla de hacer experiencia de Dios, de escribir con Él mi historia de salvación. Porque la vocación es una historia, la historia de cada uno. Y ahora ya sí que te puedes saber llamada por Dios, porque Él sabe pronunciar tu nombre. Lo hace en cada necesidad que quiere ser ayudado por nosotros.
Así he concebido yo mi vocación, como el deber con el que Dios nos manda a la tierra. Otros hacen otras tareas, resuelven otros interrogantes; yo me afano en ir haciéndome al ritmo de la melodía con que Él me soñó, cargando los pinceles cada vez más blancos y más azules, porque no me reconocería de otro color.
Mi madre ya no vive, pero ella sabe que yo cada día QUIERO SER CONCEPCIONISTA.

-¿Hoy también?

- Sí, claro, también hoy, cuando los valores que brotan del carisma concepcionista: gratuidad, belleza, coherencia, prevención atención personalizada, gratitud, laboriosidad… están a bajo precio en nuestra sociedad, QUIERO SER CONCEPCIONISTA para gritar, sin voces que la llama del Espíritu sigue encendida.

- Cuando la fidelidad no está de moda, QUIERO SER CONCEPCIONISTA, para expresar mi agradecimiento a Quien me llamó, porque la iniciativa fue suya, yo sólo enciendo cada día la cerilla.

- Cuando el individualismo merodea, cerrando puertas cerca de cada corazón, QUIERO SER CONCEPCIONISTA para asegurar que es mejor abrir las ventanas de la comunión que fortalecen la fraternidad.

- Cuando los sistemas políticos educativos cercan, acallan las intuiciones de los fundadores, QUIERO SER CONCEPCIONISTA para enseñar a cada niño que se educa en nuestras aulas, que su dignidad y libertad nadie puede manipularlas.

Por esto y por mucho más, pero ante todo, QUIERO SER CONCEPCIONISTA, porque Dios me ha concebido así, y yo me siento TIERRA FELIZ en mi Congregación. Tengo que ser todavía más agradecida porque Dios sigue alimentando mi candelilla, y en este juego de dejarme seducir por Él, cuento con la ayuda de quienes comparten mi camino.
Reconozco que ser Concepcionista es una llamada para el encuentro: Las hermanas, los laicos, los profesores, los niños, los jóvenes, las familias, los amigos… llenan nuestra vida de sol. Compartir con ellos nuestra vocación, llena nuestra vida de sentido.
No encuentro mayor felicidad que la de saber que respondo a los planes de Dios sobre mí, por eso QUIERO SER CONCEPCIONISTA.

Y, si tú, al leer estas líneas, escritas con la tinta del convencimiento, quieres saber cómo llama Dios, ya sabes, mira a ver si por alguna esquina de tu ser hay una candelilla encendida. Es Él, déjale que te alumbre y aprovecha todas las cerillas que te ofrezca la vida.

Gracias, M. Dolores, por no haberte guardado esas "candelillas" para ti, por haberlas puesto a disposición de esta gran familia, la Familia Concepcionista. Tus dones, tus capacidades, tu simpatía... han prendido un gran fuego que ilumina a muchas personas. Gracias por compartir tus "cerillas" y animarnos a gozar, a vivir y a escuchar la voz de Dios en nuestras propias vidas.


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jueves, 15 de mayo de 2008

EN EL CENTRO HAY UNA PERSONA FRÁGIL, DÉBIL, CAÍDA, SIN FUERZA...

"La Trinidad Misericordiosa" de la hermana Cáritas Müller, nos remite al carácter trinitario de Dios en su relación con el ser humano: el Padre, en el círculo a la derecha, se vuelve hacia nosotros, nos acoge y abraza, oye nuestras súplicas y nos envía; en el círculo de la izquierda está el Hijo, que asumiendo nuestra frágil condición, viene a nosotros y nos manifiesta, en el servicio al prójimo, su inmenso amor; arriba: el Espíritu Santo, que nos alienta, abre nuestros ojos y nos muestra nuestra misión actual. En el centro, hay una figura humana que nos representa a todos que, con nuestras fragilidades y miserias, nuestros problemas y limitaciones, siempre somos amparados y abarcados por la misericordia divina

En el fondo de la escultura: un gran círculo, en cuyo interior se encuentra otro pequeño. El círculo grande simboliza la tierra, la creación en su conjunto; el más pequeño: la persona, el corazón del mundo. El ser humano ha recibido por vocación cuidar de la tierra, ser su guardián.

Los tres círculos exteriores, tocan, se empotran en los círculos centrales. Pero la mayor parte de los círculos se que da fuera. Dios es mayor que la creación. ¡Es un Misterio! “El reino de Dios está en medio de vosotros”. (Lc 16, 21).

La venida del reino de Dios en medio de nosotros, Jesús lo ha manifestado en toda su vida: “He venido a liberar a los cautivos a devolver la vista a los ciegos”. (Lc 14, 21-48) Y nuestra vocación como Trinitarias es continuar la obra de Dios en el mundo: “Si yo, el Señor y Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis hacer lo mismo. Bienaventurados si lo hacéis”. (Jn 13, 14).


El personaje central es un ser humano. En el centro, para Dios, está la persona, débil, pequeña.... Es lo que Jesús nos ha revelado: durante toda su vida pone el centro de su vida y de su acción en los seres más pobres los más débiles, los que no cuentan para nada, los desechados. Los que sufren y los pecadores. El ser humano, cada uno personalmente, cuenta tanto a los ojos de Dios que lo coloca en el centro de sus preocupaciones. Toda la atención de Dios está centrada sobre su criatura.

“Yo te he llamado por tu nombre, tú eres mía…Eres preciosa a mis ojos, eres estimada y yo te amo” (Is 43,1ss).

El Padre en el Hijo por el Espíritu Santo se preocupan del hombre y de la mujer. ¿Quién es el Padre-Creador, quién es el Hijo Jesucristo? Su intención es idéntica. Actitudes y gestos lo demuestran: una misma atención un mismo apasionamiento los estimulan hacia el ser humano. Un mismo amor hacia la persona anima a la Santísima Trinidad.

“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Yo no hago nada fuera del Padre”. (Jn 14, 9-11).

Padre e Hijo se preocupan por la persona, creada del barro de la tierra.

La persona, en el centro, es la figura más oscura de todas. Color de tierra. Un ser creado por Dios, y que estaría sin vida, si ésta no se la hubiese dado el Creador.

“¿Qué es el hombre para que te acuerde de él, para que te preocupes de él. Lo hiciste poco inferior a los ángeles”. (Sal 8).

Es lo que recuerda el personaje de la derecha, un beso, un soplo de vida… Dios quiere tener al ser humano, un ser viviente, como interlocutor, un ser capaz de responder a su llamada a la vida. Desea un ser viviente, capaz de amar y de asemejársele.

El ser humano está en un círculo. El círculo, como símbolo de realización significa que el ser humano en su debilidad y en su miseria está llamado a la plenitud de vida y de realización.

“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. (Jn 10).

El personaje de la izquierda se inclina para besar los pies deñ personaje central. Así entendió Jesús su misión. Los dos personajes, vueltos hacia el centro, se inclinan. El de la derecha de rodillas, el de la izquierda sobre sus talones. En Jesús Dios se abaja para estar cerca de la miseria del ser humano. No le mira desde arriba, se abaja. No nos sale al encuentro en nuestras perfecciones sino en nuestras miserias.

Dios se pone al servicio, se hace servidor de la persona. Es lo que Jesús ha manifestado a sus discípulos en el lavatorio de los pies. Así el gesto del personaje de la izquierda, que sostiene los pies con sus manos, llenándolos de besos. Beso, gesto de intimidad y de ternura, que invita a la persona a dejarse amar. El amor hace libre, pone al hombre y a la mujer en pie.

El personaje de la derecha, agarra a la persona del centro como para ponerla en pie. Así el buen samaritano, y así el Padre que, al regreso del hijo, lo abraza, y lo cubre de sus besos, de su perdón.

Levantar, rodear de ternura, abrazar, cogerlo en su seno con ternura, tal es el gesto de Dios con el hombre y con la mujer. (Sal 139). Gesto de liberación que pone a la persona en pie. Gesto del Salvador Jesucristo, pues ese gesto llama al ser humano a su amor, libre, de pie.

“Al principio, el Espíritu aleteaba sobre las aguas, sobre el caos”. (Gen 1-1).

La Paloma de Fuego. Vuela sobre el ser yacente. La relación entre la Paloma de fuego y el ser humano del centro recuerda a Pentecostés. Llenos del Espíritu Santo, los Apóstoles, antes llenos de miedo, se vuelven testigos audaces de Jesús y del amor de Dios.

lunes, 5 de mayo de 2008

UNA LLAMADA... UNA RESPUESTA.... al MLC

Yolanda es profesora en el colegio concepcionista de Barcelona. Después de muchos años perteneciendo a la Familia Concepcionista como alumna y como profesora, ha decidido unirse aún más comprometiéndose en el Movimiento Laico Concepcionista. Ella misma nos cuenta, con unas pinceladas, su experiencia de aventurarse en este barco que puso a flote un día M. Carmen Sallés, donde hay cabida para todos: religiosas, laicos comprometidos, alumnos, profesores, padres...

MLC ¿Qué quiere decir esto? MLC ¿Qué es? Esta es una pregunta que me han hecho más de una vez los chicos del colegio y algún profesor al mirar el pin del compromiso o algún otro símbolo en que aparecen las siglas.

Quizás cuando la pregunta me la han hecho alguno de mis alumnos han pensado que la respuesta sería ¿un grupo musical?, ¿números romanos?, aunque les parecía extraño que aparecieran al lado de una cruz y del escudo Concepcionista.

Ante mi contestación: "Movimiento Laico Concepcionista", una cara de asombro, y la exclamación: "¿Qué es eso?". Pero a continuación hay un interés esperando mi respuesta. Una respuesta que intento que sea vivencial y en su lenguaje. Cuando estás con adolescentes y jóvenes la cercanía y proximidad a su lenguaje es importante. Parece que algo entienden.

Sí, MLC es, una forma de vivir la Fe como cristiana con un compromiso desde el carisma Concepcionista. Desde pequeña soy Concepcionista, he estudiado en el colegio de esta congregación en Barcelona y ahora tengo la suerte de trabajar aquí también. El hecho de pertenecer al MLC y haber hecho este año el compromiso hace que toda mi vida esté movida de manera más intensa por un vivir tanto en la familia, como en el trabajo, como con mis amigos según todo lo que M. Carmen Sallés nos regaló. Como cristiana, soy Iglesia, y como perteneciente a esta Iglesia mi compromiso es desde un carisma Concepcionista. En mi trabajo hay algo más que la simple idea de dar clase quedándome en los contenidos sino que hay una faceta de educadora en la que toda esa educación integral desde una dimensión individual, social y trascendente Concepcionista se hace muy presente. Personalmente adquiere una gran importancia la oración diaria desde donde parte todo y un especial interés por los más desafavorecidos.

Como les digo a veces a mis alumnos, esto no es sólo cosa de monjas y curas o de anticuados. EL MENSAJE CONCEPCIONISTA ES UN MENSAJE ACTUAL Y VALE LA PENA VIVIRLO.

Yolanda Alastrúe

Si deseas saber algo más sobre el MLC, ponte en contacto a través de la dirección de este blog. También puedes dejar tu comentario o hacer alguna pregunta a Yolanda.


domingo, 4 de mayo de 2008

¿POR QUÉ?


Puede que no hayas vuelto a coger un rosario desde que dejaste el colegio, quizá nunca te enseñaron a rezarlo. ¡Nunca es tarde! María espera esa "cadena de ave marías" que te unen a Ella, espera tu letanía de piropos... Cada Ave María es un beso, es un te quiero, a la Madre que cuida de ti, te proteje y ama.
Si no sabes rezar el Rosario hay páginas en la red que lo explican, si necesitas ayuda escribe un mensaje a
blogconcepcionista@concepcionistas.es y estaremos encantadas de ayudarte.
Y aplícate el refrán popular: "No dejes para mañana... lo que puedas hacer hoy"

viernes, 2 de mayo de 2008

FELIZ DÍA DE LA MADRE



Para cuando Dios hizo a la mujer, ya estaba en su sexto día de trabajo de horas extras.
Un ángel apareció y le dijo: ¿Por qué pones tanto empeño en esta obra tuya?
Y el Señor contestó: ¿Has visto mi hoja de especificaciones para ella? Es de marca. Es MADRE.
Debe ser completamente lavable, pero no de plástico. Debe tener más de 200 piezas movibles, todas cambiables, ser capaz de funcionar con una dieta de cualquier cosa y de sobras y tener un regazo que pueda acomodar a cuatro niños al mismo tiempo.
Debe tener un beso que pueda curar desde una rodilla raspada hasta un corazón roto,
y lo hará todo con solamente dos manos.
El ángel se maravilló de los requisitos. ¡Solamente dos manos… Imposible!
“Es demasiado trabajo para un día… Espera hasta mañana para terminarla”.
“No esperaré” protestó el Señor. Sueño con terminar esta creación que es la favorita de mi propi corazón.
Ella se cura sola cuando está enferma. Puede trabajar días de 18 horas.
El ángel se acercó más y tocó a la mujer: “Pero la has hecho tan suave, Señor…”
El ángel entonces notó algo y alargando la mano tocó la mejilla de la madre y dijo:
“Señor, parece que este modelo tiene una fuga…
Te dije que estabas tratando de poner demasiadas cosas en ella”
Eso no es ninguna fuga, es una lágrima, le corrigió el Señor.
Las lágrimas son su manera de expresar su dicha, su pena, su amor, su soledad…
Esto impresionó mucho al ángel. “Eres un genio, Señor, pensaste en todo”
La madre es verdaderamente maravillosa. Lo es, dijo Dios.
Tiene fuerzas que maravillan al hombre:
Aguantan dificultades, llevan grandes cargas, pero derraman felicidad, amor y dicha.
Sonríen cuando quieren gritar. Cantan cuando quieren llorar. Lloran cuando están felices y ríen cuando están nerviosas. Luchan por lo que creen. Se enfrentan a la injusticia.
Se privan para que su familia pueda tener. Lloran cuando sus hijos triunfan y se alegran si sus amigos consiguen premios. Son felices en una boda o un nacimiento. Su corazón se rompe cuando muere una amiga.
Sufren con la pérdida de un ser querido, sin embargo resisten cuando piensan que ya no hay más fuerza.
Sabe que un beso y un abrazo ayudan a curar un corazón roto.
Pero… hay un defecto en ellas… Se olvidan lo mucho que valen.