“Todo lo que hay que esperar del cielo, vendrá de la Santísima Trinidad”
REFLEXIÓN
de M. Benita Espadas, rcm
“Eres un cielo, estoy en el cielo, estoy en la gloria…” Son expresiones
para indicar que es algo sublime lo que
se está viviendo o lo que significa la persona a la que se le dice; es como lo
más grande a lo que podemos aspirar, es un estado de felicidad que, cuando
ocurre, quisiéramos que el reloj se parara para siempre.
Esa debió de ser la experiencia de Pedro en el monte Tabor cuando le
dice a Jesús: Nos quedamos aquí, acampamos, yo hago una tienda para cada uno y
la felicidad plena. Dice después el texto que no sabía lo que decía. Así es, porque
del cielo participamos “a goteo”, “a dosis”, mientras estamos peregrinando aquí
en la tierra.
¿Quién no ha tenido momentos como ese de Pedro? Rebobina tu vida joven y
descubre tus momentos de cielo; aquella palabra que levantó tu estado de ánimo,
aquel abrazo de perdón, aquel lugar que fue “sagrado”, aquella compañía, una
puesta de sol, aquel momento de encuentro con Jesús que sólo tú sabes, aquella
convivencia, el saberte querido…
Esos momentos de cielo sólo nos pueden venir de quien es cielo, de
la Trinidad que es Dios-familia,
Dios-relación, Dios-comunidad. Por eso los amigos fuertes de Dios dicen: “Quien
a Dios tiene nada le falta”, disfrutan del cielo ya aquí en la tierra.