“Nuestra Voluntad es,
con frecuencia, débil y tornadiza; los deseos y mandatos de Dios son files y
seguros, producen gozo al Espíritu”
REFLEXIÓN DE M. ELISNET ARREDONDO, rcm
A veces, nuestra
capacidad para decidir con libertad las
cosas que nos llevan a Dios no se nos da
tan fácil, y no son del todo firmes como para caminar seguros en el día a día. Al ser frágil nuestra voluntad, buscamos nuestros propios intereses y
pensamos sólo en lo que me agrada, me gusta, aquello que me apetece…, lo que
considero es bueno para mí, tomando muchas veces una actitud un poco egoísta, que
excluye a los demás, y que nos aleja de lo que Dios quiere para cada uno de nosotros.
M. Carmen, nos enseña
a que busquemos hacer lo que Dios nos pide y no ser inconstante con lo que Él quiere
para cada uno de nosotros, a pesar
de que siempre busquemos nuestro querer. Debemos fijar la mirada en Él, y seguir
avanzando por el camino de la perfección, a través de las cosas sencillas; una mirada,
una sonrisa…, gestos pequeños más que cosas extraordinarias, poco a poco,
pasito a pasito de modo que podamos hacer de cada día una posibilidad para que
se produzca en cada uno el gozo del Espíritu.
Pero, cómo saber si
el mandato que Dios me pide es fiel y
seguro, me puedo preguntar; ¿cuál es el querer de Dios para mí?, y para
responderme la pregunta tengo que empezar por escucharlo en mi corazón,
dejándome interpelar por Él, sabiendo
que no me va a pedir aquello que
yo no pueda dar, porque es un Padre lleno de amor que sabe de lo que soy capaz
Hablemos con nuestro
Padre Dios y dejémonos transformar por Él.