lunes, 4 de julio de 2011

CASAS DE MARÍA INMACULADA

COMUNIDAD DE ARENYS DE MAR (BARCELONA)

En tierras de Carmen Sallés, tierras catalanas, en medio de una naturaleza que hace presente la obra de Dios, entre el mar y la montaña, desde hace 19 años, la presencia Concepcionista se ha ido insertando en los rincones de este pueblo, o de esta Villa, como así gusta llamarse, Arenys de Mar.

Era el año 1923 cuando las religiosas Dominicas de la Presentación iniciaban su labor educativa y, casi 70 años después, en
1992, éramos nosotras, Comunidad de Religiosas Concepcionistas, las que iniciamos un nuevo renacer en el Colegio; un nuevo renacer que poco a poco fuese dando vida a un Carisma, a un modelo educativo que todos vosotros ya conocéis, a una manera Concepcionista de ir entregando la vida en tierra de misión; y así comenzamos a construir una nueva Casa de María Inmaculada.
Nos encontramos en un lugar privilegiado, entre mar y tierra pero, privilegiado especialmente porque vivimos ahí donde M. Carmen empezó a descubrir la llamada de Jesús y, con esta llamada, el nacimiento de una vocación para entregarle la vida a Él, para consagrarse a Él, y llevar adelante la misión de educar mente y corazón, de formar a niños y jóvenes, de hacer crecer en el corazón de todos, alumnos, educadores, familias, la fe en Jesús, la confianza en la Divina Providencia y un gran amor a María Inmaculada. Así, nuestra comunidad, cercana a Vic, a Manresa, a Montserrat, nos recuerda que en tierras catalanas surgió una vocación, un Carisma, y en tierras catalanas hemos de mantener vivo el espíritu de Carmen Sallés.
Nosotras, la comunidad de Arenys de Mar, somos 6 hermanas de muy diferentes edades, pero unidas en una vocación y una misión. Con nuestra confianza en Jesús, nuestro apoyo en María y, pidiendo a M. Carmen que impulse nuestra entrega, intentamos que nuestros casi mil alumnos, desde cada una de nuestras tareas diarias, aprendan conocimientos, desarrollen capacidades, valoren el esfuerzo y la exigencia en el trabajo bien hecho pero, sobre todo, aprendan a cultivar en su vida la semilla de la fe, esa que crece cuanto más “nos hacemos compañía para Jesús”, cuanto más confiamos y vivimos su Palabra, cuanto más nos unimos a María, Madre y Modelo, y cuanto más conocemos y hacemos nuestro el Carisma, el estilo y la vida que Carmen Sallés nos dejó.
Sabemos lo exigente que es la misión educativa pero, como cantamos en el himno de nuestro Colegio, “cuando las fuerzas nos fallan siempre nos tiendes la mano…”. Ese es nuestro deseo como Comunidad, que la Gracia del Señor, la Bendición de María y la presencia constante de M. Carmen, nos ayuden a seguir realizando la misión encomendada: “la educación de la niñez y la juventud”.

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