Guardo un bonito recuerdo de las fiestas de la Niña María, cuando éramos pequeños, eran unos días muy emocionantes, porque teníamos que preparar y adornar las clases, había que llevar revistas para hacer cadenetas, y farolillos, y ya no sólo en la clase, sino en el resto del colegio también. Al ir creciendo, las fiestas se convertían en unos días sin clase, en los que hacíamos otras actividades, rezábamos el Triduo y así hasta que llegamos a 4º de la ESO. Empezamos a sentir otra vez las fiestas un poco más de cerca, ya que nos tocaba preparar el pregón y para eso necesitábamos muchas horas, para las ideas, el decorado y, por supuesto, los ensayos.
Al año siguiente, por fin nos tocó a nosotros preparar las fiestas y todo era un trajín.
En todo esto, por lo menos para mí, la Virgen estaba muy presente, porque todo se hacía por Ella. Se hacía niña, y yo pensaba que, seguro que Ella también tuvo las inquietudes y problemas que tienen los niños, y que Ella me apoyaría siempre en todo, como Madre nuestra que es.
Aquí os dejo una foto de cuando hice de Santa Ana.
Cristina Ibáñez.
Al año siguiente, por fin nos tocó a nosotros preparar las fiestas y todo era un trajín.
En todo esto, por lo menos para mí, la Virgen estaba muy presente, porque todo se hacía por Ella. Se hacía niña, y yo pensaba que, seguro que Ella también tuvo las inquietudes y problemas que tienen los niños, y que Ella me apoyaría siempre en todo, como Madre nuestra que es.
Aquí os dejo una foto de cuando hice de Santa Ana.
Cristina Ibáñez.
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