domingo, 11 de octubre de 2009

MELODÍA PARA UN JOVEN RICO

"Un organista de una iglesia estaba practicando una pieza de Felix Mendelssohn y no estaba tocando muy bien. Frustrado, recogió su música y se dispuso a irse. No había notado a un extraño que se había sentado en un banco de atrás.
Cuando el organista se dio la vuelta para irse, el extraño se le acercó y le preguntó si él podía tocar la pieza. El organista respondió bruscamente: «Nunca dejo que nadie toque este órgano.». Finalmente, después de dos peticiones amables más, el músico gruñón le dio permiso con renuencia.
El extraño se sentó y llenó el santuario de una hermosa e impecable música. Cuando terminó, el organista preguntó: «¿Quién es usted?» El hombre contestó: «Yo soy Felix Mendelssohn.» El organista por poco impide al creador de la canción que tocara su propia música".


Hay veces en que nosotros también tratamos de tocar los acordes de nuestra vida e impedimos a nuestro Creador que haga una música hermosa.
Igual que el obstinado organista, quitamos las manos de las teclas con resistencia. Nuestras vidas no producirán una música hermosa a menos que le dejemos obrar a través de nosotros.
El JOVEN RICO del Evangelio, poseedor de todos los instrumentos y partituras imaginables, cumplidor fiel de la ley, de lo prescrito…; sólo le faltaba por descubrir una cosa, LA MÁS IMPORTANTE: Todo aquello sobraba en su vida, todo era superfluo y banal. El secreto estaba en dejarlo TODO, pues él era el instrumento con el que Dios debía empezar a interpretar las partituras de su vida.

Dios tiene una sinfonía escrita para nuestras vidas. Dejémosle que haga su voluntad en nosotros.
LA CAPACIDAD DE DIOS NO ESTÁ LIMITADA POR NUESTRA INCAPACIDAD.
La música es algo más que arte, algo más que belleza… La música es MISTERIO. Dios, con nuestras vidas, hace algo así como Bach hizo al componer esta partitura… Observa y disfruta…



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