sábado, 20 de febrero de 2010

TIEMPO DE CUARESMA

Cuando oímos la palabra Cuaresma, enseguida la asociamos a otras palabras como: conversión, ayuno, limosna, oración... La palabra CAMBIO en un principio puede atraernos: deseos de ser mejor, deseos de cambiar lo que no nos gusta de nosotros, deseos de encajar mejor y limar aquellas aristas que sobresalen en nuestra forma de ser y pueden herir a los demás... Pero cuando tenemos que ponernos manos a la obra y hacer ese ejercicio interior y ese sobreesfuerzo que lleva el intento de cambiar, solemos echarnos para atrás, desilusionarnos, tirar la toalla... La meta propuesta parece inalcanzable. "¡No tengo remedio!" -solemos decir-. "Aunque lo intente no podré cambiar, es difícil... ¡Que me acepten como soy!"

No te engañes con esas frases. La Cuaresma ha empezado, todavía estás a tiempo de proponerte algo... No busques grandes metas, proponte algo sencillo, pero que pueda venirte bien. No elabores una larga lista, busca dos o tres cositas para mejorar en tu familia, en tu grupo de amigos y en las clases o en el trabajo... Tú sabes mejor que nadie qué es lo que "chirría" por dentro y necesita engrasarse un poco para que todo vaya mucho más suave y no se "agarre" por dentro.

La Cuaresma es un tiempo maravilloso para presentarnos con un nuevo "look" ante los demás, cuando llegue la Pascua. Déjales impresionados después de estos 40 días y sorpréndeles con esos detalles y gestos que dicen mucho de ti; de tu servicialidad y cariño a los demás, de tu entrega y generosidad. No te desanimes ¡Ánimo! Estrena un nuevo corazón. Pídele a Dios, que cambie tu corazón de piedra, por un corazón de carne.

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