jueves, 26 de enero de 2012

CON EL CORAZÓN EN EL CIELO...

Un sacerdote claretiano nos ha facilitado un vídeo y un texto y ha comunicado que se puede compartir en los medios.
El día 24 de enero, fallecía Ildefonso Luis García Palacios, un religioso claretiano, de 25 años. Su testimonio de vida y consagración nos da una lección, una vez más, de lo esencial de la vida, de la fe y la entrega desinteresada y generosa a Dios.
Nos unimos en oración a la Familia claretiana y a su familia de sangre, pidiendo por el eterno descanso de Ildefonso, y sobre todo nos encomendamos a él, que sin duda forma parte de ese grupo de santos de a pie, que conviviendo junto a nosotros, han dejado un gran testimonio en nuestra sociedad del siglo XXI.
Ildefonso Luis García nació en La Laguna (Tenerife) el 1 de marzo de 1986. Ingresó en la Congregación en el año 2003. Durante dos años residió en el Centro Juvenil Claretiano calle Lima, 14 de Sevilla estudiando 1º y 2º de Bachillerato en el Colegio Claret de esa ciudad. Comenzó el Postulantado Canónico en el mismo CJC el 7 de febrero de 2005. Este año, el 8 de septiembre, inició en Granada los dos años de Noviciado prescritos en Bética. En Sevilla, coincidiendo con la clausura del Centenario de la Provincia, el 28 de octubre de 2007 emitió su primera profesión de manos del Rmo. P. José Mª Abella Batlle, Superior General. Continuó sus estudios institucionales en la Facultad Teológica de Cartuja (Granada), donde profesó perpetuamente el 23 octubre de 2011, de manos del P. Provincial, MRP. Félix Jesús Martinez Lozano. Dado el avanzado estado del tumor suprarrenal extendido al hígado y pulmones que padecía Ildefonso Luis, la profesión tuvo lugar en la Capilla del Hospital Ruiz de Alda de Granada.
Ilde, como le llamábamos cariñosamente, ha afrontado su enfermedad consciente en todo momento de la gravedad de la misma, puesto en las manos de Dios y haciendo de ella un motivo de seguimiento de Cristo muerto y resucitado. El 30 de noviembre escribía: «Hoy día 30, el Señor me sigue llamando a un seguimiento más estrecho, uniendo a Getsemaní casi con la Cruz. Los médicos anuncian ya fallos en los pulmones y se plantea la sedación absoluta como realidad. […] Pidamos al Padre, que en estos momentos de oscuridad en nuestro seguimiento cotidiano descubramos que el Crucificado-Resucitado es quien nos sostiene».



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