Recién llegados a Toledo, todo me parecía muy raro, la gente se comportaba como si estuvieran en familia y es verdad que pensamos que estábamos fuera de lugar; pero no tardamos en darnos cuenta de que nada más lejos de la realidad, ya formábamos parte de esa familia, ¡la familia concepcionista!
Es difícil explicar la intensidad con la que hemos vivido estos días, pero “El Jefe” va poniendo a gente en tu camino y verlo es increíble. No nos ha quedado otra que quitarnos el uniforme de la rutina en la que nos metemos día a día para salir a lo desconocido, a dejarnos sorprender, algunas veces con miedo de quitarnos la armadura y dejar salir esa inocencia que guardamos.
Son días de tomar contacto con la humildad, con el dolor y por supuesto con la alegría aunque ésta sea la que más nos cueste en muchas ocasiones.
Han sido días que me han permitido poner las cosas en perspectiva porque, como nos decía Quillo, “desde arriba, los problemas parecen más pequeños”; también de finales para seguir avanzando, y principios, de amistades que llegarán muy lejos, seguramente para toda la vida. Y ojalá y no me canse de darle las gracias por todo esto.
Miriam Crespo, ex-alumna de Manzanares
(Ciudad Real)
(Miriam, segunda de la derecha, con alguno jóvenes de la Pascua)
¡Gracias, Miriam, por compartir tu experiencia! Deseamos que dentro de esa rutina que mencionas sigas encontrando espacios para encontrarte con el Resucitado y aproveches esos momentos y personas para poder compartir tu vida de fe y compromiso.
¡Siempre adelante! ¡Somos una familia... ya lo sabes!!!
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