“Creo en Dios Padre, creo en… Profesión de fe muchas veces repetida. Firme
la voz, sin miedo a lo que piensen o digan los demás. Firme hasta la muerte si
fuera preciso.”
REFLEXIÓN
de M. Ana Rosa Gordo, rcm
Al comienzo del curso he visto con mis alumnos de 3º de
ESO la película “God’s Not Dead” – Dios no está muerto-. Esta película, que no
ha llegado a estrenarse en España, tuvo una gran repercusión en Estados Unidos.
Su trama principal cuenta la historia de Josh, un joven cristiano que necesita
matricularse en una asignatura de filosofía en la universidad. El primer día de
clase, su profesor, profundamente ateo, exige a los alumnos que, para evitar
debates estériles durante el curso y para superar sin dificultad el primer
trimestre, han de renunciar a defender la existencia de Dios y entregarle un
papel en el que hayan escrito “Dios está muerto”. Josh, fiel a sus creencias,
se niega a escribirlo, ganándose así la antipatía del profesor que, además, le
obliga a presentar el caso de la existencia de Dios ante sus compañeros en una
serie de tres presentaciones.
No voy a desarrollar más el argumento de la película,
pero sí os diré que mis alumnos quedaron impactados por la coherencia y la
valentía de Josh, que tuvo que hacer muchas renuncias por defender su fe, y lo
hizo como nos recuerda este eco de M. Carmen, “firme la voz, sin miedo a lo que
piensen o digan los demás”.
Cuando pienso en el efecto tan positivo que ha ejercido
un personaje ficticio en la conciencia religiosa de unos adolescentes, me
planteo cuán mayor puede ser el que produzca el testimonio de personas reales,
que viven la fe que dicen profesar con autenticidad, con entusiasmo, con
frescura, con libertad. No nos pongamos a buscar muy lejos. Tú y yo tenemos que
ser los primeros. Y no hace falta que inventemos la rueda de cómo vivir nuestra
profesión de fe; “una nube de testigos nos rodea”, héroes de todos los tiempos,
“de toda raza, lengua, pueblo y nación”, de todas las edades, de todas clase y
condición social. Ha sido preciso que muchos de ellos se mantuvieran firmes hasta
la muerte. A ti y a mí, probablemente, no se nos pedirá el testimonio del
martirio, pero, como M. Carmen, cada día hemos de hacer lo posible -¡y lo
imposible!- por poner Vida en la vida. God’s not dead!!!
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