miércoles, 20 de septiembre de 2017

CONCEPCIONISTAS EN LOURDES

Siempre que en nuestro blog hacemos la "vuelta al cole", inauguramos el curso compartiendo las experiencias que se han vivido a lo largo del verano. Los participantes de estos encuentros suelen ser generosos y nos envían sus artículos y testimonios para acercarnos a esa experiencia que han vivido y que nos enriquece a todos. En la entrada de hoy, Sandra, exalumna del colegio de San Lorenzo de El Escorial, comparte con nosotros los días que ella y otros jóvenes concepcionistas vivieron en Lourdes. ¡Muchísimas gracias por tu testimonio y por el vídeo que nos habéis proporcionado!

Cuando un niño pequeño tiene que comer fuera de casa, siempre le pregunta a su madre: “Mamá, ¿esto me gusta?” si la respuesta a esta inocente pregunta es sí, este niño, automáticamente y sin pensarlo, empieza a comer. Quizá sea un momento que pase desapercibido, pero en el que se refleja la confianza de un niño y su madre.
Si nos preguntasen a alguno de los cuatro que nos embarcamos en este viaje el porqué, no dudaría de que nuestras respuestas serian algo así como: “confié en María, nuestra Madre”
Cada uno de los días  que allí vivimos fue diferente, nuestras largas y asiduas visitas a la Gruta, donde antes de que acabase el día acudíamos puntuales a la Eucaristía.
Probablemente una imagen de las imágenes que más nos sobrecogió fue el último rosario al que pudimos ir, el cual lo vivimos desde lo alto pudiendo contemplar la explanada repleta de gente para rezar, así, día tras día.
Este viaje estará marcado sin duda por toda la gente que allí conocimos, que hicieron de nuestro viaje EL VIAJE. Con la frase de “Lourdes engancha“ conocimos a un seminarista que nos descubrió un poco más la historia de ese lugar. Para cada uno de nosotros este viaje a significado diferentes cosas, pero estoy segura de que aquel ultimo día nos despedimos de allí pensando en el “Lourdes engancha”, con un volveré grabado en el corazón.
Tuvimos la oportunidad de descubrir sitios maravillosos, como la Capilla de la Adoración, donde ni una sola respiración se escuchaba, y tantos otros sitios que recorrimos con un bolígrafo y un cuaderno y unas ganas enormes de ponernos a pasar horas y horas de cuaderno.
Es posible que lo mejor fuese que relatara todo lo que allí paso, nuestra experiencia con todo lujo de detalles, pero considero que eso debe quedarse guardado para nosotros.
Aun así, no podría acabar sin antes mencionar el día que creo que fue un punto de inflexión no solo en el viaje sino también en nuestra vida, y donde pude dar sentido a aquella frase de “Lourdes engancha”. Lourdes es un lugar de peregrinación conocido por sus símbolos entre los que destaca el AGUA, y es ahí, en las piscinas donde enfermos, despojados de todo se entregan en ese intimo momento a la Virgen. Tuvimos como voluntarios la gran suerte de poder presenciar eso como testigos y como ayudantes en una labor más dura de lo que parece. Aquel mismo día nos dijeron que recordásemos como fue, para mí el día 19 de julio olía a Fe, sabia a Dulce y se veía la Misericordia. Ese día me acosté sabiendo que por un día habíamos sido instrumentos de María Inmaculada.
Muchos al hablar de familia piensan en gente que lleve su sangre. En aquel lugar descubrí que esa definición estaba incompleta, porque familia también son aquellas personas con las que puedes sentir, te ríes, y te abres en canal sin miedo y con confianza. Gracias a las dos religiosas que nos acompañaron y que nos guiaron en un viaje de altibajos, que supieron lidiar con nosotros y nos acompañaban en silencio en todo momento. Gracias a mis tres compañeros de fatigas, creo que no necesitáis oír nada de lo que a partir de ese momento significáis para mí.
Es difícil resumir en unas pocas palabras una experiencia como esta. Mentiría si dijese que no me ha cambiado. Hemos vivido tantas cosas que a veces pienso que se me quedó corto, pero me queda el saber que cuando os eche de menos y quiera revivir recuerdos no tendré que hacer nada más que abrir esa botella que me traje con agua de Lourdes, y aspirar los recuerdos.
Sandra Pillado, exalumna S. L. de El Escorial



No hay comentarios: