“Piensa que todo lo de aquí abajo es
nada comparado con la eternidad. Y, ¡cuántas veces olvidamos este elemental
principio!
REFLEXIÓN DE M. BEGOÑA ARIAS, rcm
Cuando Carmen
Sallés pronuncia estas palabras no las dice de memoria, son palabras que brotan
de la propia vida, de su propia experiencia. Sabe que el Señor nos ha creado
para que seamos felices y hagamos
felices a los que nos rodean, por eso vive disfrutando de todo lo que la vida
le regala como un bien que procede de Dios. Carmen es una mujer sencilla y valiente,
una mujer de fe que confía en Dios, que sabe mirar todo desde El. Una mujer con
mirada creyente, capaz de reconocer en todo y en todos la mano providente de
Dios, por eso tiene claro que lo único importante es la vida plena, de
encuentro con Dios por toda la eternidad, “donde ya no habrá más llanto ni
dolor” (Ap 21,4).
El apóstol Pablo dice: “Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse” (Rom 8,18), y unos
versículos después: “Porque en esperanza fuimos salvados” (Rom 8, 24).
Carmen tiene su
meta clara, es consciente de que las circunstancias o situaciones dolorosas del
tiempo en que vivimos son medios e instrumentos que, vividos desde la confianza
y la fe en Dios, fortalecen y reavivan nuestra esperanza,
de ahí que toda su vida, todo su ser y hacer, tuvo como finalidad agradar a
Dios, vivir en fidelidad preguntándole ¿qué quieres que haga por Ti, Señor?
Carmen no vive en
el aire, es una mujer de su tiempo y de su época y reconoce que caemos en la
tentación de dejarnos deslumbrar por otros espejismos que no son acordes con lo
que Dios quiere, por eso nos recuerda este principio tan elemental. El tiempo
es corto y, muy pronto, llegará el fin de todos los llantos, clamores y dolores
del presente, vivamos desde la confianza y la esperanza que es prenda de la
salvación.
Como Carmen en su
tiempo, nosotros hoy día también recibimos muchos estímulos y no siempre somos
conscientes de la dicha que nos espera si vivimos con una actitud positiva y
creyente, poniendo en el Buen Dios nuestro apoyo. Santa Carmen puede ser
nuestra guía e intercesora en este proceso.
En este año que celebramos el quinto aniversario de su caninozación y los 125 años de la Congregación fundada por ella, pidámosle nos ayude a vivir con los pies en el suelo pero sin perder de vista el cielo, en el que podremos gozar para siempre de la vida plena de Dios.
En este año que celebramos el quinto aniversario de su caninozación y los 125 años de la Congregación fundada por ella, pidámosle nos ayude a vivir con los pies en el suelo pero sin perder de vista el cielo, en el que podremos gozar para siempre de la vida plena de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario