“Si
amamos a Dios, hablaremos de El. Si vivimos a Dios lo comunicaremos sin
necesidad de largas pláticas. A aquel que vive en Dios, en su amor, le bastan
pocas palabras para transmitirlo”.
REFLEXIÓN DE M. ISABEL MORAZA, rcm
Nos dicen de M.
Carmen, aun siendo muy chiquita, que “se andaba en presencia de Dios”. ¿Qué
transparentaba su mirada, su sonrisa, sus manos dispuestas a compartir, sus
pies ágiles para socorrer? ¿Cómo podían ver al Dios que vivía en su interior?
Ella amaba mucho a
Jesús. Y por eso, de la abundancia del corazón hablaba la boca, y hasta su
cuerpo entero. No necesitaba muchos argumentos, aunque nunca le faltó la
sabiduría para explicar la vida de Dios en ella.
Si tú también ‘andas
en presencia de Dios’, si aprendes a amarle mucho, a percibir su compañía, será
fácil para quienes te conocen, y te encuentran cada día, poder verle; tu gozo
será para cada uno, la sonrisa de Dios. Cuida tu corazón, ama mucho a Jesús y
date cuenta de que quiere vivir y amar a través de ti, de tus gestos, de tu
actuar, de tu sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario