Jesús está cerca, a la puerta... ¿Cuándo le veremos cara a cara?
No sabemos el día ni la hora... sólo el Padre lo sabe.
Tenemos en nuestras manos la Palabra de Dios para meditarla, para intentar hacerla vida en nosotros... La Palabra nos habla, nos indica cómo debemos vivir y tenemos una certeza: todo pasará, MENOS SU PALABRA, porque la Palabra de Dios no perece, no pasa nunca...
Mientras tanto, mientras llega ese día, podremos ver al Maestro cara a cara en el sagrario, en el rostro de los niños, en el sol que cada día nos saluda, en las flores, en el amor de aquellos que nos quieren... y en ese momento privilegiado de contemplación de su Cuerpo expuesto en la custodia. Dios está presente en las personas, en los acontecimientos y en las cosas. ¡Qué limitados somos para poder verle!
Poder contemplar a Cristo cara a cara es un don del Espíritu. Pide a Dios que te sea concedida esta gracia y estate alerta, en el momento que menos lo esperes, Él se hará presente en tu vida y podrás contemplarlo cara a cara.
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