Nosotros también estuvimos allí. Jóvenes en espíritu, que me vais a perdonar que no hable de edades, que tampoco tiene tanta importancia, fuimos invitados a participar en la JMJ y, animados por nuestra líder, dijimos que sí.
¿Y?...Bueno, todo empezó rodeado de desconocidos, a los que teníamos que recibir y acoger, con un montón de adolescentes que eran nuestra responsabilidad, y con prisas para todo, muchas prisas, y canciones y oraciones que preparar, e incluso algún que otro problemilla con el idioma…
Pero pronto se convirtió en alegría, en entusiasmo y generosidad, en compartir con ellos los días y las noches, en las que el inicio era una oración que cada grupo preparaba para el resto y ponernos así en manos del Señor…
Nos confesamos juntos, nos emocionamos con el Vía Crucis, enseñamos Madrid, nos sentimos orgullosos porque nuestros jóvenes eran un ejemplo para el mundo, cambié mi visión del Santo Padre…Porque yo descubrí otro Benedicto XVI, muy cercano, que también fue joven y al que no creí capaz de emocionarse como lo hizo la noche de la vigilia.
No os voy a engañar: pasé frío, sueño y en algún momento me pudo el desánimo, hasta que Nuestra Señora me acogió en su corazón junto con el resto, y me sentí protegida y privilegiada, sobre todo porque estaba en la mejor compañía del mundo, o sea ,vosotros, en su corazón.
Todo terminó bien, volvimos sanos y salvos, que no era empresa fácil, y ahora volvemos la vista atrás, vemos las fotos de Miguel Ángel, que sin él se borraría el recuerdo, y me doy cuenta que todo pasó muy rápido, quizás demasiado.
No sé si volveré a otra reunión de jóvenes, algunas almas incombustibles dicen que sí, que volveremos. De momento sólo daros las gracias a todos, ha sido un privilegio compartir con vosotros algo tan grande y maravilloso como estos días.
Chatunga.
Voluntaria del colegio de Madrid-Princesa.
1 comentario:
¡Que vivan las Almas Incombustibles! Gracias a todos los que estuvisteis allí y dar muchas gracias también a las Religiosas Concepcionistas!
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