sábado, 8 de marzo de 2014

VIVE ESTA CUARESMA CON PASION



PASIÓN POR JESÚS

 Muchas veces hemos escuchado hablar de pasión, incluso, nosotros mismos hemos tenido pasión por algo o por alguien, esto es muy común; la gente tiene pasión por cosas; pueden ser coches, casas, joyas, dinero, deportes o personas, pero, ¿qué es realmente la pasión?

La pasión es amar algo con intensidad, es estar cautivado por eso que nos atrae tanto. ¿Cuántas veces no le hemos dicho a alguien que le amamos con pasión? Pues es que la pasión es algo muy profundo que nace desde nuestro interior y nos lleva a tener ciertas actitudes, o incluso, cambios en nuestra vida.
Ahora bien, yo te pregunto si en tu vida existe pasión por Cristo, es decir, ¿tu amor por Jesús es tan profundo como para que exista un cambio o una transformación en tu vida? ¿Tu pasión por aquel que dio su vida por ti es tan grande que estás dispuesto o dispuesta a soportar cualquier cosa por él? Esto muchas veces es muy difícil porque son muchas las cosas que implican tener pasión por Jesús.

 Jesús desde hace más de dos mil años entregó su vida por cada uno de nosotros, siendo Dios se humilló a sí mismo por amor, por pasión; esta pasión fue la que hizo que existiera un cambio en él, su pasión lo hizo hacerse hombre, cuando él no tenía por qué hacerlo.

No cabe duda que la gran pasión de Jesús siempre fuimos nosotros, por amor a ti y a mí Él murió, por pasión Él nunca dejó de ser obediente; yo te pregunto: ¿Cuántas veces le hemos fallado a Jesús por hacer caso a nuestra carne?
Cuántas veces nos sorprendemos a nosotros mismos diciendo tener pasión por Cristo, sin embargo, no somos capaces ni siquiera de perdonar, no somos capaces de enfrentar las pruebas y adversidades que se nos presentan, y lejos de pelear las batallas, sólo reclamamos a Dios por lo que estamos pasando. Y esto, amigos, NO ES PASIÓN.

Cuando sentimos pasión por Dios, somos capaces de enfrentar cualquier cosa, no importa si son humillaciones, si son persecuciones, no importa nada, lo único que importa es ser obedientes como Jesús lo fue, y aun pagar con nuestra propia vida.

 Hoy día puedo observar en la vida de algunas personas el amor y la pasión por Jesús; la entrega, la perseverancia, el dolor y las cargas que acompañan una vida de pasión por Dios; puedo ver la lucha constante de muchos años de trabajo y esfuerzo, que ni día ni noche se detiene, y que esa misma pasión es la que Dios está buscando que cada uno de nosotros tengamos.

 ¿Amas a Dios? ¿Es grande tu pasión por Él? ¿Estarías dispuesto o dispuesta a hacer, o incluso, a perder por Jesús?
Este es un gran RETO… el de pedir en esta Cuaresma que nos APASIONEMOS POR ÉL, a pesar de nuestras miserias y debilidades… A pesar de fallarle tantas veces.
¿Cómo es tu Pasión por Él?

No lo pienses… no lo digas… EMPIEZA A DEMOSTRÁRSELO.

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