Almudena Moreno es ya una misionera veterana en tierras Dominicanas. Cada verano prepara su corazón y sus maletas para reencontrarse con sus amigos y religiosas concepcionistas de Consuelo, dispuesta a dar su tiempo, su vida, su alegría... ¿Qué le darán allí? ¿Qué experiencia será la del voluntario que uno se va "enganchando" sin darse cuenta...? Vamos a escuchar su testimonio y a dejarnos también nosostros SORPRENDER por tanta vida entregada y recibida. ¡Gracias, Almudena, por compartir en nuestro blog!
NUNCA DEJO DE SORPRENDERME
Hace ya tres años que decidí participar en uno de
los proyectos de verano ofrecidos por la ONGD SIEMPRE ADELANTE y desde entonces
no he podido resistirme a volver cada año.
En Consuelo
(República Dominicana), me encontré con un lugar lleno de contrastes. Solo
podía asombrarme con cada paso daba, cada lugar que visitaba o cada persona que
me cruzaba. Una realidad dura y a la vez preciosa. Mirar y aprender donde la más absoluta pobreza está unida a la
alegría de su gente y a su asombrosa facilidad de compartir sin límites; la
falta de medios y recursos a las ganas de aprender de los niños, las
situaciones familiares desesperanzadoras a una fe y confianza en Dios más
fuerte que la que yo haya podido ver en otro lugar.
El trabajo con los niños en la escuela es una de
las actividades que más disfruto. Es algo más que enseñar lengua y matemáticas.
En un mes no da tiempo a que aprendan todo lo que desearíamos pero sí para un
continuo intercambio de cariño a través de juegos, interesantes conversaciones,
sonrisas, miradas y abrazos.
Siento que una parte importante de mi vida reside
allí, y caminar por esas “calles”, reconociendo a niños, a familias sintiéndome
familia con ellos me hace sentir como en casa. Pero este proyecto no es solo de
quienes subimos al avión maleta en mano y llenos de ilusión…
Muchas de las tareas llevadas a cabo por los
voluntarios como son: el reparto de desayunos y meriendas a niños de la escuela
y barrios cercanos, comida para las
familias más necesitadas, medicinas, uniformes o material escolar, son posibles
gracias a las aportaciones de todos. Hablo de todos esos alumnos que colaboráis
desde vuestros colegios, a las familias y conocidos que, comprometidos a largo
plazo, tenéis niños de escuelas concepcionistas apadrinados, de las religiosas
y profesores que trabajáis con tanta ilusión en cada puesto, mercadillo o
campaña, y de las personas que, desde España, dedicáis parte de vuestro día a
día a trabajar en la ONGD durante todo
el año.
Los voluntarios tan solo somos los últimos rostros
o eslabones de una larga cadena de solidaridad concepcionista. Nuestra labor
depende directamente de todas estas pequeñas grandes ayudas. VOSOTROS también
formáis parte de este proyecto, una parte imprescindible, por eso os doy las
gracias y os animo a seguir colaborando. Sentíos partícipes de cada pequeño logros que vamos,
poco a poco, consiguiendo entre todos.
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