En Navarra, cerca del río Aragón, está el Castillo de Javier, el castillo que vio nacer, hace 500 años a Francisco de Javier. La Iglesia Católica lo declaró santo y lo nombró patrono de la juventud y de las misiones.
Navarra, lo declaró desde el primer momento patrono del Reino. El recuerdo y la veneración por Francisco de Javier se extendieron por todos los continentes y hoy continúa siendo una referencia insoslayable de la cultura universal.
Las "Javieradas" que se celebran en el marco de la Novena de la Gracia son sin duda uno de los momentos más significativos en la vida del Santuario. Miles de personas caminan desde diversos puntos de la geografía española, para celebrar el natalicio Javier. Los jóvenes, de manera particular, animan con su presencia y su alegría estos días. Es ya tradicional en las Javieradas el vía crucis que recorre los 8 kilómetros que separan Sangüesa de Javier.
En el Santuario, lo que más sorpende y atrae a los miles de peregrinos, es el Cristo de Javier. Es una talla de nogal que tiene una suave sonrisa que quizá sedujo a Francisco y hoy a quienes lo visitan, su rostro genera paz y acerca a la ternura de Dios. Fue encontrado en el hueco de un muro, descolgado, con los brazos caídos y sujetos a la espalda por una cadena. Al parecer se encontraba escondido allí desde el tiempo de los moros.
Como viene siendo tradición, la Familia Concepcionista se une a estas Javieradas. Un alumno del colegio de Buitrago, nos cuenta su experiencia de este año. Gracias, Raúl, por tus palabras y por tu cercanía y sencillez en esos días que compartimos.
Mi nombre es Raúl Prieto González, tengo 17 años y estudio 1º BACH en el Centro de estudios Santa María del Castillo (Buitrago del Lozoya).
El año pasado se me planteó desde el colegio la oportunidad de acudir a una Javierada. Nunca había acudido a ninguna, en el último momento mi compañero dijo que no podía ir y era el único chico que iba de mi clase. Al principio creía que iba a ser difícil disfrutar la experiencia, ya que no conocía a mucha gente, pero al conocer a los compañeros de Hortaleza, Princesa y al ver aquella riada humana en la peregrinación me di cuenta de que no estaba sólo. Estaba a acompañado por miles de jóvenes que como yo habían ido a la Javierada buscando algo distinto. La peregrinación fue maravillosa y me sirvió para hacer nuevas amistades, conocer mejor a los compañeros de mi centro y disfrutar del paisaje. Cuando llegamos al castillo todos unimos nuestras peticiones en una plegaria común, la eucaristía, que fue muy emotiva.
Tan bonita fue la experiencia que este año decidí repetir. La sonrisa de la gente, la marea humana que lo inundaba todo y el sentido cristiano y concepcionista del encuentro me animaron a volver. Más amistades, la celebración por la noche en honor de nuestra fundadora Madre Carmen o la visita a Burgos son algunos momentos que me he llevado de esta Javiera.
Desde aquí quiero animar a todos los jóvenes a que participen en la Javiera, pues es una experiencia única que nunca lograrán olvidar.
Yo ya estoy preparando la siguiente Javierada, y la siguiente, y la siguiente, y la… Pero antes nos veremos en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011.
¡Gracias por la experiencia que he compartido con vosotros, compañeros!
Raúl (primero de la izquierda), junto a M. Pilar Velasco y algunos compañeros de Javierada.
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