Jesús ha vencido a la muerte, su amor ha triunfado sobre el mundo... No hay muchas más palabras que decir, no hay muchas explicaciones... Ni siquiera sus discípulos daban crédito a lo que había ocurrido, no encontraban palabras para poder expresar que su Maestro, su Señor, el que habían visto morir en una cruz como un malhechor más, había resucitado tal y como les había anunciado.
No fueron necesarias estas palabras, sus vidas experimentaron un cambio radical... Desaparecieron sus miedos, ardían sus corazones, comenzaron a comprender todo lo que Jesús les había dicho y salieron a la calle a compartir la alegría de la resurrección, deseosos de continuar aquello que un día comenzaron junto a su Maestro. Éstos fueron los primeros SEGUIDORES DE CRISTO...
Hoy volvemos a sentir en nuestros corazones una alegría y una paz que sabemos viene de lo alto, una gracia que es un regalo. No hace falta que demos muchas explicaciones. La Resurrección, el amor salvador de Jesús, se manifiesta a través de nuestras vidas, con nuestra presencia, nuestras actitudes y nuestras obras.
Vive, ama y canta con gozo: ALELUYA.
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