Compartir nuestros sueños es algo maravilloso, que nos une y nos hace compartir lo que soñamos participando de las ilusiones ajenas como si fueran también nuestras. Cuando esos sueños se hacen realidad, el gozo es mucho mayor y esa realidad compartida se convierte en invitación para animarnos a seguir luchando por los sueños propios para verlos un día también hechos realidad.
M. María Sáiz, acompañó este verano a un grupo de voluntarios de la ONG "SIEMPRE ADELANTE" a realizar el proyecto misionero en Consuelo (R. Dominicana). Le agradecemos su artículo y su trabajo en este proyecto solidario.
SOÑAR ES GRATIS,
indica mirar hacia adelante, con la mirada atenta, con paso firme y decidido,
movida por la pasión de una vocación, con rumbo a veces incierto porque implica
dejarse llevar por el Espíritu… También el Papa nos invita a soñar.
Después de 14 años he
tenido la oportunidad de volver a tierras dominicanas, donde tengo un pedacito
de mi corazón, porque allí viví durante un año de mi vida.
Esta vez el tiempo
parecía muy corto, tan solo un mes, pero el tiempo es de Dios, que no mide como
nosotros y Él me ha hecho disfrutar, amar, agradecer…cada día sin límites.
Me han pedido que
cuente la experiencia de este verano en el PROYECTO MISIONERO CONCEPCIONISTA
que lleva a cabo la ONG SIEMPRE ADELANTE a través del voluntariado. Las
palabras se quedan cortas para expresar todo lo vivido y compartido, la riqueza
del encuentro y de la entrega, el sentir de una mirada y el calor de un abrazo,
la escucha atenta y la sonrisa de Dios, la pobreza vivida en fe y la capacidad
de amar y de dar hasta lo poco que se tiene, los gestos de humanidad, la
acogida, la humildad… es imposible no ver a Dios en medio de esa realidad,
porque Él también nació pobre, sencillo, humilde, necesitado, acogedor, feliz…
y ahí le he visto, en sus favoritos.
Así lo he visto y así
lo hemos vivido los 9 voluntarios que fuimos enviados a esta misión en
Consuelo, República Dominicana. Siete españoles y dos mexicanas, todos
concepcionistas. Nos hemos sentido familia y así vivimos esos días,
desarrollando nuestra misión educativa-evangelizadora con niños por la mañana,
por la tarde y “terminada la jornada establecida” con los niños de la calle…
que de cualquier parte y enterados de nuestra presencia allí, venían a jugar, a
contarnos sus cosas, a curarse, a sentirse mirados, mimados, queridos,
escuchados, a recibir alguna galleta y un poco de leche, un jugo o algún
caramelo u otra cosa que se ofreciera…
Hemos “descubierto a Cristo
en el corazón de los niños”, como bien nos decía Madre Carmen Sallés. Hemos seguido
su pedagogía “amad a los niños y sabréis educarlos” y QUÉ
FELIZ NUESTRA MISIÓN, hemos entregado nuestra
vida a “esos pedacitos de cielo” que todo lo merecen por ser los “anawin” de
Dios.
Los días han sido
continuos encuentros con los niños, los jóvenes, la gente del pueblo, el
ambiente, la cultura, las familias,
muchas de niños apadrinados. Con ellos compartimos realidades diferentes a las nuestras,
muy diferentes, pero con la certeza de que COMPARTIR, no sólo dar, ES LA GRAN
RIQUEZA. Hemos recibido mucho de las personas, nos han dado lo más valioso de
sus vidas, su tiempo, su sonrisa, su acogida, su cariño, su sufrimiento, sus
inquietudes, su plena confianza en Dios…
hemos aprendido mucho de su vivencia de fe, de su humanidad, esa a que veces en
esta sociedad vamos perdiendo…
Hemos constatado sus
necesidades materiales y a la vez lo que nos dice Jesús en el Evangelio, ES
POSIBLE VIVIR Y SER FELIZ CON MUY POCO.
Pero en muchos momentos tanta carencia nos ha impactado, nos ha hecho
sufrir, compadecernos y hemos salido al encuentro con las ayudas que
generosamente habíamos recibido para llevar y gastar allí en ellos. El material escolar que llevamos desde
Pozoblanco ha sido un gran regalo para todos ellos y nos ha facilitado la
misión, ya que muchos no tienen nada. También las medicinas y los donativos han
llegado directamente a las casas, veréis en la foto que repartimos cajas con
comida y no podéis imaginar el agradecimiento de la gente, lágrimas, abrazos,
expresiones como “Dios ha entrado en mi casa”, “ha escuchado mi plegaria”, “no
teníamos nada para comer hoy”…
Es difícil “resumir”
esta experiencia en unas pocas líneas, como decía al principio, pero sí es
fácil plasmarlo en una palabra GRACIAS. Pasado un mes en mi corazón sólo brota
el agradecimiento de cuánto viví, veo rostros, imágenes que se me han quedado
grabadas, miradas, sufrimiento, dolor, alegría, humildad… todo envuelto, como en
un regalo, por el AMOR. El AMOR DE DIOS que se hace presente en cada persona y
realidad, porque ÉL VIVE EN TI, en mi y en todos nuestros hermanos,
especialmente en los más necesitados.
GRACIAS a todas las
personas que habéis colaborado económicamente o con el material escolar, todo
ha llegado, se ha repartido y se ha gastado conforme a las necesidades. “Bienaventurados los que saben dar sin
recordarlo y recibir sin olvidarlo”
GRACIAS también a mis
hermanas concepcionistas por su acogida y servicio en nuestra casa de Consuelo,
República Dominicana, porque ellas siguen haciendo posible que el Proyecto
Misionero se pueda llevar a cabo.
Decía M. Carmen que
“la gran riqueza es conformarnos con poco”, que “siempre hemos de estar alegres
tanto en la escasez como en la abundancia”, que vivamos agradecidos a tantos
favores como recibimos de Dios cada día, porque esto nos llevará al amor y el
amor a Cristo y a los demás es lo que me ha impulsado a mí a llegar hasta
República Dominicana y ENTREGAR MI VIDA, ALLÍ, AQUÍ Y DONDE DIOS QUIERA COMO
RELIGIOSA CONCEPCIONISTA MISIONERA.
M. Maria Saiz, rcm
Voluntarios entregando comida a algunas de las familias del barrio
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