“La Santísima Trinidad en nosotros ¿Se puede pensar
en algo superior a esta relación mutua? Adoremos, amemos a la Santísima
Trinidad”
REFLEXIÓN
de M. Andrea Bordas, rcm
“En
nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo….” ¡Cuántas veces hemos
comenzado nuestras celebraciones con estas palabras mientras trazábamos sobre
nosotros la señal de la cruz!
¿Casualidad
o Providencia, que M. Carmen escribiera la oración a María Inmaculada, pidiendo
la bendición del Padre, el amor del Hijo y la gracia del Espíritu Santo,
haciendo sobre nosotros la señal de la cruz…?
Quizá,
si nos adentráramos en el corazón de M. Carmen, podríamos escucharla decir que
para ella: “Todo lo que tengo y soy, como María, está envuelto por la presencia
de un Dios que es Trinidad”.
Acercándonos
a su rostro, podríamos preguntarla, muy bajito, -¿y eso qué significa?- Ella
con sus ojos grandes y azules, sonreiría, y nos diría: “Dios ha decidido
caminar contigo cada día, ponerse en tu piel, sentir con tu corazón… es decir,
no perderse ni un sólo instante de lo que vives, sientes, te hace sufrir o
reír, Él quiere formar parte de tu realidad y tus sueños.
A
ti, como a mí, se nos olvida muchas veces esto, y por eso, cuando haces la
señal de la cruz, le pides que guíe tus pensamientos, tus sentimientos y tus
palabras…así ese Dios Trinidad que sentimos lejano, viene a quedarse contigo, a
habitar dentro de ti , vivir contigo cada momento…, Ante esto, nuestro corazón,
como el de María, se siente pequeño, agradecido, sorprendido…surge en nosotros
la duda ¿un Dios que es Trinidad, conmigo, cada día?
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