domingo, 13 de noviembre de 2016

HISTORIA DE UN CAMINO

Son muchas las experiencias que se han ido viviendo este verano. Algunas se han ido compartiendo, otras nos van llegando y, como no las podemos publicar todas a la vez, las iremos subiendo al blog poco a poco. A todos os damos las gracias por seguir "haciendo familia" compartiendo y ayudándonos a enfocar la vida de otra manera, con las experiencias que nos contáis.
Un grupo de alumnas del colegio de Segovia son hoy las protagonistas, contándonos su experiencia del Camino de Santiago que realizaron con un grupo de jóvenes de la Parroquia de Quillo, de Toledo y de varios colegios Concepcionistas. ¡Enhorabuena y muchas gracias!


Esta es una historia que dio comienzo así: ninguna de las que nos apuntamos había hecho “el camino” por lo que era una nueva experiencia y no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. La primera sorpresa la encontramos nada más subir al autocar que nos recogió en San Rafael,  en el que encontramos un ambiente muy acogedor y agradable. Éramos un grupo formado por gente de Toledo, Madrid, San Lorenzo de el Escorial y nosotras, de Segovia.
Desde el primer día, después del viaje en autobús, comenzamos a caminar. El cansancio se fue haciendo presente;  la etapa de cada día, con sus kilómetros de subidas y bajadas; los madrugones, la falta de descanso al no poder dormir en el “cómodo colchón de tu cama”, sino en el suelo, a veces con frio y falta de espacio, acaba pasando factura. Cada día era un nuevo reto: ¿seré capaz de superar hoy la etapa?  
A mitad de semana nos enfrentamos con la etapa más dura: ¡38 Kilómetros! Caminamos por la mañana y por la tarde. Cuando parecía que ya ibas a llegar, aún quedaba “otro kilómetro” por recorrer. Estaréis pensando: ¡pues menuda aventura! … Sin embargo, curiosamente, todas coincidimos en que es una experiencia que merece la pena vivir. Al regreso el comentario común de todas nosotras era: “Yo repetiría el camino una y mil veces más”. Es una experiencia que hay que “vivir”, no se puede contar; hemos podido aprender que nunca se empieza el camino como se acaba; sientes que algo por dentro te ha hecho cambiar.
El Camino no consiste solo en caminar cada día un montón de kilómetros para comprobar si eres o no capaz. El camino es un lugar de encuentro con personas, con muchas de las cuales acabas haciendo una bonita amistad. Es una oportunidad para apreciar la magia del paisaje, la belleza de la Creación, experimentar el silencio en medio de la naturaleza; una experiencia de superación e interiorización.
Los responsables del camino y los monitores, nos fueron ayudando a descubrir la riqueza que ofrece el camino, especialmente Quillo, sacerdote de Toledo y M. Nieves, Religiosa Concepcionista de San Lorenzo de El Escorial, que intentaron hacer  que cada día fuese una experiencia nueva y positiva, ayudando, animando y apoyándonos en todo momento.
Por la noche además de un pequeño rato de encuentro y oración, terminábamos con una divertida velada en la que, mejor o peor, cada uno intentaba aportar su granito de arena para crear un ambiente de cercanía y familiaridad. Al final del día dormir en el saco era todo un lujo y, al meterte en él,  y a pesar del cansancio, sentías una gran alegría y satisfacción interior.
Hemos tenido la oportunidad de compartir grandes momentos con gente con la que no esperabas congeniar; poco a poco vas descubriendo en algunas personas grandes valores como la humildad, la generosidad, la sinceridad, la cercanía y la ayuda desinteresada. El camino es una buena escuela para aprender a convivir  y también para descubrir la importancia de respetar, pues en algunos albergues compartes las instalaciones con otros peregrinos que también necesitan descansar. Hemos aprendido cómo comportarnos y actuar en cada momento y lugar.
Hemos traído la mochila más cargada que cuando salimos de nuestra casa, no solo por los muchos regalos y recuerdos con los que nos han ido obsequiando: gorras, pulseras… sino también por las personas que se han quedado grabadas en el corazón. ¡Gran experiencia…mejores personas!
Deseamos repetir el camino de Santiago en un futuro no muy lejano. ¡VIVA EL CAMINO DE SANTIAGO!



Laura de Andrés, Gracia Martín, Elena Marina, Andrea Hidalgo, Anabel Martín, 
María Bernabé, Elena Olivar,  Inés del Barrio, Marta Martín, Raquel García y María Arévalo. (Alumnas del Colegio de Segovia)

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