“Vivamos
conscientemente la presencia de Dios, ¿podemos encontrar mejor compañía?”
REFLEXIÓN DE M. BELÉN GÓMEZ, rcm
Dios
está conmigo. Saberlo es importante. Saber que es presencia que envuelve, que
acompaña mis pasos y mis caídas, que pone un horizonte de sentido en la manera
en que me relaciono con otros. Saberme contigo es a veces un regalo, y otras
una urgencia. ...
¿Cuándo
fue la última vez que, cerca de alguien o en algún lugar en particular, te
sentiste acompañado, comprendido? Es curioso, pero todo el tiempo estamos
relacionándonos con otras personas, yendo de un lugar a otro, pero pocas veces
nos detenemos a pensar: ¿dónde y con quién me siento verdaderamente a
gusto, en paz, libre? ¿Dónde y con quién me siento seguro, amado y perdonado?
No
con todas las personas y no en todos los lugares nos sentimos acompañados. Hay
personas que tienen ese don maravilloso de crearte unas 'condiciones'
tales, que te permiten ahondar en la propia interioridad y conectar mejor con
los demás. Son personas que poseen ese don precioso de permitirte que seas tú
mismo porque ellos lo son.
La
presencia de Dios va más allá…, le descubrimos dentro, caminando con nosotros.
Es una presencia que esponja el alma, acaricia el corazón, y enriquece el
espíritu.
Al
escuchar su evangelio, descubro las palabras de un amigo que me quiere y que me
entiende, que me acompaña, con una
presencia cercana, discreta, que no se impone, pero que aparece cuando le
invoco, hago silencio, pronuncio su Nombre… Y así podemos descansar en Él,
contarle nuestras preocupaciones, o sentir en el silencio su compañía de amigo.
Hacemos
juntos el camino, Señor. A veces con silencios y espacios vacíos, otras con
silencios habitados, en los que te descubro presente en mi vida, invitándome a
soñar, a crecer, a entregarme.
Santa
Carmen Sallés descubrió esta presencia, por eso, en medio de las dificultades
se sintió siempre acompañada. ¿Podemos encontrar mejor compañía?