M. Begoña Arias comparte hoy su reflexión desde El Bierzo, su tierra natal y donde hoy, en Ponferrada, lleva a cabo la misión que la Congregación le ha encomendado como Superiora de la Comunidad, profesora y Maestra de Junioras. Ella nos ofrece una preciosa reflexión sobre la caridad que nos lleva obligatoriamente a fijarnos en el amor de Dios, de quien aprendemos a amar y a ser caritativos. ¡Gracias por ser ECO DE SANTA CARMEN para todos los que lo vamos a leer o escuchar!
ECO Nº 8 DEL PENSAMIENTO DE STA. CARMEN SALLÉS:
“La
caridad debe ser siempre nuestro vínculo con Dios. Él no se dejará ganar en
generosidad”
REFLEXIÓN
de M. Begoña Arias, rcm
Ser capaz de
hacer algo por los demás puede ser un motivo de alegría y de gozo, puede ser una
manera de demostrarme a mí mismo que también soy capaz de sentir con otros.
Pero para un cristiano eso no basta; hacer algo por los demás, salir de mí
mismo, puede tener un valor infinito cuando el centro es Dios. En Él vivimos, nos movemos y existimos,
nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles. Él está en lo más hondo de nosotros
mismos y es Él, su Espíritu, quien nos impulsa
a hacer el bien. Él es el motor de nuestro ser, Él nos enseña a amar a
los demás; basta que le dejemos llevar las riendas de nuestra vida. Dios es
Amor. Donde hay caridad, donde hay amor, allí está Dios.
¡Qué claro lo
tenía Santa Carmen Sallés! Era su experiencia. Ella, en las distintas
circunstancias y etapas de su vida,
había gustado y experimentado ese amor de Dios, que es tan grande, que no se
deja ganar en generosidad. Ella nos invita a mirar a Dios, a dejarnos tocar y
amar por Él, a dejarnos tocar por su bondad y su misericordia; sólo desde ahí,
podremos sentir como Él, vivir como Él, amar como Él.
Como santa
Carmen, mirémosle a Él, escuchemos su invitación a la entrega, a la donación a
todos sin medida, a los que tenemos cerca, pero también a los que tenemos
lejos.
Dios, que no se
deja ganar en generosidad, nos invita a mantener una actitud de apertura y desprendimiento
para que ese amor, que hemos experimentado, llegue a aquellos hermanos y hermanas que todavía no
lo han conocido.
Pidamos a Santa
Carmen que nos ayude a vivir desde la sencillez y la humildad y así, podremos
transparentar ese gran amor de Dios.
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