sábado, 6 de junio de 2015

ECOS DEL PENSAMIENTO DE STA. CARMEN Nº 8

Seguimos compartiendo las reflexiones de los ECOS DE SANTA CARMEN, poniendo palabras y voz a lo que, en el siglo XXI, M. Carmen nos quiere decir a través de sus hijas, las Religiosas Concepcionistas. 
M. Begoña Arias comparte hoy su reflexión desde El Bierzo, su tierra natal y donde hoy, en Ponferrada, lleva a cabo la misión que la Congregación le ha encomendado como Superiora de la Comunidad, profesora y Maestra de Junioras. Ella nos ofrece una preciosa reflexión sobre la caridad que nos lleva obligatoriamente a fijarnos en el amor de Dios, de quien aprendemos a amar y a ser caritativos. ¡Gracias por ser ECO DE SANTA CARMEN para todos los que lo vamos a leer o escuchar!

ECO Nº 8 DEL PENSAMIENTO DE STA. CARMEN SALLÉS:
“La caridad debe ser siempre nuestro vínculo con Dios. Él no se dejará ganar en generosidad”   

REFLEXIÓN de M. Begoña Arias, rcm
Ser capaz de hacer algo por los demás puede ser un motivo de alegría y de gozo, puede ser una manera de demostrarme a mí mismo que también soy capaz de sentir con otros. Pero para un cristiano eso no basta; hacer algo por los demás, salir de mí mismo, puede tener un valor infinito cuando el centro  es Dios. En Él vivimos, nos movemos y existimos, nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles. Él está en lo más hondo de nosotros mismos y es Él, su Espíritu, quien nos impulsa  a hacer el bien. Él es el motor de nuestro ser, Él nos enseña a amar a los demás; basta que le dejemos llevar las riendas de nuestra vida. Dios es Amor. Donde hay caridad, donde hay amor, allí está Dios. 
¡Qué claro lo tenía  Santa Carmen Sallés! Era su experiencia. Ella, en las distintas circunstancias  y etapas de su vida, había gustado y experimentado ese amor de Dios, que es tan grande, que no se deja ganar en generosidad. Ella nos invita a mirar a Dios, a dejarnos tocar y amar por Él, a dejarnos tocar por su bondad y su misericordia; sólo desde ahí, podremos sentir como Él, vivir como Él, amar como Él. 
Como santa Carmen, mirémosle a Él, escuchemos su invitación a la entrega, a la donación a todos sin medida, a los que tenemos cerca, pero también a los que tenemos lejos. 
Dios, que no se deja ganar en generosidad, nos invita a mantener una actitud de apertura y desprendimiento para que ese amor, que hemos experimentado, llegue  a aquellos hermanos y hermanas que todavía no lo han conocido.
Pidamos a Santa Carmen que nos ayude a vivir desde la sencillez y la humildad y así, podremos transparentar ese gran  amor de Dios.


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