Hace cinco años
muchos de nosotros nos encontrábamos en Roma. La ilusión y la alegría de ser
partícipes de un gran acontecimiento eclesial y congregacional, podía más que
las pocas horas de sueño conciliadas y el gran madrugón para poder ocupar un
buen sitio en la Plaza de San Pedro de Roma. Nos sentíamos Familia unida,
Familia en fiesta y juntos queríamos celebrarlo y manifestarlo. Y así ha
seguido sucediéndose por uno, dos, tres… y hasta cinco años, en los que hemos
ido recordando, con la misma alegría e ilusión que aquel 21 de octubre de 2012.
Quien no recuerda
aquella larga cola que hubo que hacer, todos con nuestra entrada en mano…
algunos “presumiendo humildemente” de su asiento preferente. Quien no recuerda
aquella espera eterna y aquella fila que no se movía después de unas horas…, y
el comentario de los optimistas que nos alentaban diciendo “No os preocupéis,
tenemos sitio reservado”.
Quien no recuerda
aquellos queridos hermanos filipinos, viniendo en batallón, portando la imagen
de su santo en alto y comenzando a entrar como si de las rebajas se tratara,
por los accesos de las vallas que había preparados y que nunca dieron acceso
ordenado a nadie…
Quien no recuerda
aquel “los últimos serán los primeros”, y ese ver cumplido el evangelio… Quien
no recuerda aquel calor sofocante y ese sentirse como Zaqueo en medio de la
multitud sin encontrar un sicómoro donde poder atisbar algo más que las
espaldas de los que tenías delante.
Pero allí estuvimos,
sí. Participamos en la eucaristía, lo más grande, y lo vivimos, sin importar el
cómo sino lo que estaba sucediendo allí. Nuestra Fundadora era proclamada Santa
y la iglesia, a través del Papa, lo reconocía públicamente:
Y hoy, cinco años
después, queremos volver a celebrarlo… Podría haber sido en Montserrat, pero
somos “hijos del Dios proveerá” y lo celebraremos y viviremos cada uno donde
nos encontremos, pero UNIDOS, una vez más como familia que no conoce fronteras.
¡Felicidades, Santa
Carmen! Felicidades a todos, porque nos ha tocado una heredad: una tierra de
bendición que hoy se viste de fiesta y de júbilo, tiñendo de blanco y azul sus
surcos que darán fruto abundante.
¡FELIZ
V ANIVERSARIO DE LA CANONIZACIÓN DE
NUESTRA SANTA!
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