sábado, 28 de mayo de 2011

CASAS DE MARÍA INMACULADA

COMUNIDAD DE PONFERRADA (LEÓN)

En el año 1937 las Concepcionistas son llamadas a Ponferrada. Un grupo de madres de familia, inquietas por la educación de sus hijas, piden al párroco que les consiga un colegio religioso en el que formar las hijas con valores cristianos.
D. Maximiliano Peral, párroco de la iglesia de San Pedro, que conoce a las Concepcionistas, no duda en pedírselo a M. Piedad. Será el nuestro el primer colegio católico de la localidad.
A lo largo de la historia ha sido centro de infantil, primaria, secundaria, bachillerato y escuela de magisterio.
En 1983 dicha escuela de magisterio, hasta entonces ubicada en los locales de la parroquia y dada su creciente expansión, se traslada a la vecina localidad de Camponaraya con una edificación de planta, para alojar a los futuros maestros del Bierzo.
En la actualidad somos 15 hermanas, que cada mañana al despertar, escuchamos la voz de Dios que nos llama a anunciar su Palabra con nuestra vida en los colegios de Ponferrada y Camponaraya, al estilo de esa mujer: Carmen Sallés, que fraguó su vida a los pies del Crucifijo, aprendió a escuchar las señales de su tiempo y dio respuestas arriesgadas confiando plenamente en la Providencia de Dios.
Todas nos sentimos implicadas en la misión confiada tratando que sea la nuestra una casa de María Inmaculada abierta a la acogida. Convocamos a los Exalumnos, trabajamos en un proyecto común con los padres de familia, procuramos dar y recibir vida a través del movimiento concepcionista misionero y la catequesis parroquial, preparamos a niños y jóvenes para recibir los sacramentos y nos esforzamos por alargar nuestros brazos, abrir nuestras manos y ensanchar nuestros corazones hasta llegar a los países con los que estamos hermanados. Un movimiento de solidaridad recorre nuestro acontecer desde el comienzo del curso escolar hasta su ocaso vibrando toda la familia concepcionista del Bierzo con las distintas actividades que siembran nuestra vida y nos hacen sentir viva nuestra solidaridad con los hermanos Concepcionistas de otros países; pero fundamentalmente nos sentimos vivas acompañando a los niños y jóvenes y sintiéndonos acompañadas por ellos, abriendo un mundo de relación en el que nos vemos caminando hombro con hombro, unos con otros, hacia el mundo de Dios.
Siguiendo los pasos de Carmen Sallés, cada noche dejamos en las manos del Padre los desvelos, preocupaciones proyectos y trabajos de nuestra misión para que cuando El quiera los haga fructificar.


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